ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 22 de octubre de 2015                 
                                
 

Almonteña y yijadista

Venid, ruiseñores de la marisma. Venid, Romeros de la Puebla. Venid, Amigos de Gines. Venid, Cantores de Híspalis y ven tú, Pascual González. A ver si me echáis una mano. Como a Aurelio Verde, a Manolo Melado y a Manolo Garrido les pido que me la echen, porque ni yo me he visto en otra ni Almonte tampoco. Yo antes sabía escribir de las abuelas almonteñas, plata antigua de pueblo en la Venida de la Virgen. La Virgen. Dicho así, a la almonteña. No hay que decir ni cuál ni más. Yo sabía escribir lo de la sevillana de Los Marismeños, aun cambiando de género en aplicación de la ley de chorradas igualitarias que padecemos con la dictadura de lo políticamente correcto: "Rociera y almonteña". Pero la verdad que en mi vida me he visto en otra como al plumear este artículo. Por eso pido que me echáis una mano, cigüeñas de Palacio, pinos del Coto, flamencos de la Madre de la marisma, chaparrales, viejos palos podríos del puente del Ajolí, cera ardiente de la capilla votiva. ¿Cómo prestarle la pluma a esta sevillana rociera que ha escrito la realidad: "Almonteña y yijadista"?

Todos los caminos llevan, como a Roma, al Rocío. Yo había visto a los almonteños en las Venidas de la Virgen por rl Camino de los Llanos. Yo había visto a las hermandades de Andalucía y de toda España camino de la ermita, en la que los almonteños llaman "la romería" a secas y el resto del orbe católico "El Rocío". Pero, la verdad, no había visto a nadie de Almonte hacer el Camino de Siria. Que tiene una pará, rengue y sesteo en Turquía. Porque la almonteña yijadista no quería hacer el Camino de Siria, como la Hermandad Matriz el suyo, de un tirón, de las claras del día al atardecer que pinta en la marisma todos los malvas de los primeros libros de Juan Ramón Jiménez, precisamente por la parte del Camino de Moguer. La almonteña yijadista quería hacer el camino no como sus paisanos. Quería hacerlo a la trianera. Y la trincaron en la pimera pará, que era en Barajas. Sus carros y carretas no llegaron a la segunda, que era en Ankara. Y no llevaba el Simpecado, sino el Corán. ¿Tú entiendes esto, Aurelio Verde? ¿Tú lo entiendes Manolo Garrido? A ver quien tiene co...ranes de escribir una sevillana rociera sobre esta buena señora islamista. El muy almontano (gentilicio latino en la tumba de Martín Villa) pintor, profesor e investigador rociero Manuel López Taillefert, que le había dado clases, se la encontró por la calle con su burka negro y su pañuelo (ni gris, ni al cuello, ni rociero), y le dijo, con la gracia y el tonillo del habla de Almonte:

-- Niña, ¿pero tú qué haces disfrazá?

Igual que los madrileños se disfrazan como de montería para la Candelaria de Triana, la yijadista se había disfrazado de mora. Cosa que nunca hace Larbí, el servicial y eficiente marroquí avecindado en Almonte, que tan exquisitamente nos atiende en casa de mi hermana Fina en la calle Lince cuando vamos a la aldea. Larbí, preguntado por la yijadista, aclaró, exculpando a sus paisanos de la inmigración magrebí:

-- Que esta no es de los nuestros, ¿eh? Que esta es de vosotros, de aquí de Almonte...

Óooole. No comprendo que se abjure de la fe católica ni que se vaya al Arzobispado para borrarse y apostatar, como hacen tantos progres. Pero es que comprendo menos todavía que se pase directamente desde la fe en la Virgen del Rocío, en la Madre de Dios, en la Patrona de Almonte, en la Reina de las Marismas, a la religión de Mahoma: arsa y toma, pastillas de goma, que son pá la tos. ¿O es que la almonteña iba en realidad a fundar una hermandad filial del Rocío en Siria? ¿No hay una hermandad en Bruselas? ¿Por qué no va a haber otra en Damasco, esa capital que tiene nombre de melocotón? Pero no. La reja que ha saltado esta almonteña son los incomprensibles barrotes de abrazar una religión que maltrata a la mujer, la considera un ser inferior y ofende su dignidad. Pero, ay, como en la copla de La Lirio, "se dice que es por un hombre". "¡Acabáramos --me dice un almonteño--; esta lo que quería era dar facilidades para que la pongan mirando pá La Meca!".

 

 

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