ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 19 de marzo  de 2016               
                             
 

El Miserere de Eslava

Antes que Rafael Escuredo le quitara a Rojas Marcos la bandera de Andalucía por el procedimiento del tirón, en búsqueda nuestra tierra de sus señas de identidad para no ser menos que los catalanes ni plato de segunda mesa en la España de las autonomías, gracias a la ayuda de María de los Ángeles y Luisa Infante, que conservaban la partitura en su casa familiar de La Puebla del Río, pudo ser reconstruido primero y grabado después el Himno de Andalucía, con letra de Blas Infante y armonización del maestro Castillo, director de la Banda Municipal hasta 1936. Asistí a la primera grabación que se hizo del himno, un "single", en un estudio que el humorista Josele Moreno, el hermano de Benito y de Maxi, tenía por la Puerta Carmona. Carlos Cano se había aprendido la letra, se había buscado un coro y no recuerdo si con orquesta de verdad o con música de sintetizador, se grabó por vez primera el "Andaluces, levantaos". La verdad es que la letra aparecía como una mijita complicada y la música, ni te cuento. Los mismos animosos promotores de la reconstrucción y recuperación del Himno desconfiaban que aquello tan aparentemente enrevesado pudiera llegar a aprendérselo la gente. No es que yo me las diera entonces de profeta, pero a los que dudaban de que la gente se aprendiera el himno andaluz les dije:

-- Mira, mucho más difícil era el Miserere de Eslava, que encima era en latín, y todos los sevillanos de hace dos o tres generaciones se lo sabían todos enterito, de memoria...

Hasta los niños chicos de los parvularios se saben ya el Himno de Andalucía. Pero nadie, ay, recuerda el Miserere de Eslava, que durante dos siglos fue la música ritual y sentimental de nuestra Semana Santa. La interpretación del Miserere formaba parte de los grandes fastos de la liturgia de Semana Santa en la Catedral. En el oficio de coro del Miércoles Santo, se interpretaba solemnemente a toda orquesta y por cantantes famosísimos ese Salmo 51. Un versículo lo rezaba el coro de canónigos y le respondía con el siguiente la orquesta, cantante y coros. Era un espectáculo escuchar aquella maravilla como de "ópera italiana a lo divino" que compuso don Hilarión Eslava en 1835, atronando bajo las bóvedas de la Catedral. Que se ponía de bote en bote. Porque para interpretar el Miserere venían los más famosos cantantes de ópera de la época. Al cambio, como si ahora fueran Plácido Domingo y José Carreras. La gente se sabía de memoria las partes más solemnes y sonoras del Miserere, desde su mismo arranque: "Miserere mei, Deus: secundum magnam misericordiam tuam". Por no hablar del "Ecce enim veritatem dilexisti: incerta et occulta sapientiae tuae manifestasti mihi." O el espectacular do de pecho, aguardado con expectación como de circo, del "Ierusalem": "Ut aedificentur muri Ierusalem". ¿Y el "Redde"? Lo cantaban las voces blancas de los seises, y hasta nos adivinaba el nombre de la futura Reina de España: "Redde mihi Laetitiam salutaris tui: et spiritu principali confirma me."

Probibido y suspendido el Miserere por el Cardenal Segura, por el poco edificante espectáculo de la gente invadiendo irreverentemente la Catedral y hasta meándose por los rincones, en los últimos años 50 el animoso don Pedro Braña, director de la Banda Municipal y autor de "Coronación de la Macarena" (cualquier cosa), lo recuperó en versión de concierto y fue interpretado muchos años en la iglesia de la Anunciación. Luego tomó el testigo Luis Izquierdo, con la Sinfónica, que incluso volvió a interpretarlo en la propia Catedral, el Sábado de Pasión. Todo eso, ay, en esta ciudad que presume de tradicional y que destruye con saña sus tradiciones, se ha olvidado. Anoche, la benemérita Asociación Coral de Sevilla revivió el esplendor del Miserere de Eslava en la Real Parroquia de Santa Ana. "Ecce enim veritatis": Sevilla arrincona lo secular y se inventa "tradiciones" nuevas a cada paso. ¿Qué mejor celebración del Año de la Misericordia que haber hecho una cuidada y solemne interpretación del Miserere de Eslava en la Catedral de Sevilla, y no en la de Triana y a cencerros tapados? Pues nada, hijos míos: guardad el Miserere de Eslava para mejor ocasión de otro Año de la Misericordia.

 

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