Hay veces en que el Tertulianés nutre el léxico del Politiqués como Podemos alimenta el programa más radical de Castejón a fin de que su señora esposa decore La Moncloa a su gusto. Los pactos de investidura son justamente para eso. Dan otras versiones, pero las elecciones del 20-D las celebramos fundamentalmente para conseguir dos logros importantísimos para la Patria, a saber:
1.- Para que Celia Villalobos fuera vicepresidenta del Congreso, mamela desde la que puede jugar más libremente al Candy Crush sin que la capten las cámaras, que son muy cabronas, en tan ímprobos trabajos en pro del bienestar de todos los españoles.
2.- Para que a la señora de Castejón le cupiera el cumplimiento de su ardiente deseo de decorar a su gusto la residencia presidencial de La Moncloa, porque Viri tiene aquello fatal. O sea, otro ímprobo trabajo en pro del bienestar de todos los españoles, vía camión de mudanzas de Gil Stauffer y muebles no de Ikea precisamente.
De ambos fundamentales objetivos de las elecciones del 20-D, el primero está ampliamente conseguido, para tranquilidad de todos los españoles y consuelo de ese señor Arriola que tanto manda en el PP sin que haya tenido nunca la delicadeza de pasar por las urnas. Ni falta que le hace. Total, mientras hociquen todos ante sus consejos de ponerse de perfil, no cumplir el programa, no parecer lo que son, avergonzarse de ser de derechas y esas cosas, ¿para qué necesita las urnas, si es quien de verdad manda y diseña la política gubernamental?
Pero nos queda el segundo objetivo a conseguir. Que la señora de Castejón llegue a la Moncloa tal como la señora Obama a La Habana, pero sin paraguas, sin niñas y sin "Air Force Uno". Y para conseguir ese supremo objetivo nacional, tan cortés, decimonónico y anticuado como complacer los deseos de una dama, aquí está todo el mundo dispuesto a ceder en lo que haga falta. Ya hasta tenemos a la Geometría al servicio de Castejón: todo el mundo habla de un Gobierno Transversal, Nadie sabe qué es un Gobierno Transversal, pero da igual. Servidor no tiene ni idea de lo que pueda ser eso. Me suena fatal: a Sindicato Vertical del franquismo, el que agrupaba tanto a empresarios como a trabajadores. Algo así como actualmente la Sociedad de Autores, vulgo SGAE, que tiene como miembros tanto a los autores que deben cobrar como a sus editores, que no les pagan. Que es como si organizáramos un Sindicato de Víctimas y de Verdugos o una Asociación de Violadores y de Muchachas Violadas.
Gente entendida (de las de verdad, no tertulianos verborreicos con la bandera bajada para que el contador corra mientras hablan sin decir nada) me comentan que por esto último que acabo de caricaturizar van los tiros del Gobierno Transversal. Como en los Puntos de la Falange, los transversalistas presumen de haber superado las izquierdas, las derechas... y el centro. Que todo vale para la regeneración nacional. Podría pensarse que han reinventado el Regeneracionismo de Joaquín Costa, pero ojalá: aquí no hay llaves al sepulcro del Cid. Ni siquiera cerrajeros. Lo que han inventado han sido atajos para poder pactar con quienes prometieron en campaña que con ellos no iban ni a coger billetes de 500 euros. Transversal es el adjetivo idóneo para justificatr algo que es norma suprema en esta socioedad sin principios y sin vergûenza: "Todo vale". ¿Que para llegar al poder hay que pactar al mismo tiempo con Podemos y con las mujeres de Acción Católica? Pues se pacta y listo. Decimos que eso es "transversal" y somos más progres que la leche que mamó Errejón. Este artículo mismo, como usted mismo habrá comprobado, es completamente transversal. No hay nada más transversal que tomarse a cachondeo a los tranversales y darles con el mismísimo travesaño en todo el cielo de la boca.
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