ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 28 de marzo  de 2016               
                             
 

Más tambores, por favor

Por favor, urgentemente, más tambores y más cornetas. Marchando tres de agrupaciones musicales. Y trompetas, muchas trompetas. Y muchos trombones de varas. Y bombardinos: todos los bombardinos que hagan falta. Y tubas. Y que sean dos de bandas de Salteras, El Carmen y la Oliva. Y media del Sol en adobo. Y que rufe ese tambor genial de Pepe Hidalgo al entrar la Centuria Macarena en la calle Sierpes, con el compás que nunca soñó tener el mejor batería de todos los negros del jazz de Nueva Orleans: un mojón pá el jazz de Nueva Orleáns al lado de las baquetas prodigiosas del cabotambor de los armaos. Y nazarenos, vengan nazarenos a la calle, muchos nazarenos. ¿De tres en tres por la carrera oficial? De tres en tres o de cuatro en cuatro. O de nueve en fondo, en orden de batallón si hace falta. Y penitentes, muchas cruces, vengan cruces. Y sillas de la carrera oficial. Y sillitas de los chinos fuera de la carrera, que están ya en fase menguante por culpa de las vallas. Ah, y eso, vallas: muchas vallas. Que no se hable de otra cosa que de las vallas y de la jangá que le hicieron en la Madrugada a mi admirada Ángela la Calentera del Postigo, que le daban la Laureada de San Fernando al que lograra atravesar las vallas para algo tan sevillano y tan nuestro como comprarse un papelón o una rueda entera de calentitos y comérselos en paz y en gracia de Dios como el mejor remedio contra el relente. Que eso lo recetan hasta en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard: contra el relente de la madrugada sevillana no hay mejor remedio que un café de los que te quema el vaso, su buena copa de Machaco y su papelón de calentitos, ora de Angela en El Postigo, ora de Alfonso en la Macarena; lo importante es que hayan sido fritos al lado de un Arco con la Madre de Dios, la Esperanza o la Pura y Limpia.

No es que los sevillanos seamos tela jartibles (que lo somos) y estemos deseandito que llegue otra vez la Semana Santa, cuando no ha hecho más que terminar. Es que he descubierto que esta Semana Santa, lluvias aparte, vallas aparte, y pongan aparte todo lo que quieran, ha sido una maravilla. ¿Saben por qué? No porque las cofradías hayan ido mejor que nunca, que han ido; ni porque los pasos hayan sido llevados con más arte que nunca, que lo han sido. La verdadera maravilla de esta Semana Santa es que hemos estado 7 días, 7, sin hablar de la pesadez de los pactos de investidura. Ahora en cuando nos damos cuenta de lo pesados que son estos señores que viven de la política, y muy ricamente por cierto. No han hecho más que apagarse los últimos ecos de la voz de Antonio Santiago o de la corneta de Julio Vera y ya están aquí otra vez estos tíos pesados, pesados, pesados, mareando la perdiz y poniéndonos la cabeza como un bombo y el corazón en un puño ante la amenaza comunistona de que mande en España el que Mayor Oreja (óle tus co...nocimientos, Jaime) llamaba ayer en ABC el Frente Popular Populista Nacionalista.

Otra vez aquí este moñazo de tíos con la misma monserga que nos traen ¡desde diciembre! ¿Pero ustedes lo han pensado bien y se han dado cuenta del aguante? No del aguante de estos truchimanes del palabrería y del incumplimiento de palabra, porque es su profesión, por la que les pagamos y por la que cobran la tela, más el extra de la mamela del móvil gratis, el portátil, la tablet, el kilométrico para viajar de pescuezo en tren y en avión... No, no me refiero a la resistencia de esta partida, que vive de eso. Hablo del aguante de nosotros los pobres votantes, que estamos aquí de convidados de piedra, viendo cómo hacen almoneda y trueque con nuestros votos, no por el bien de España, que España les importa un carajo a la mitad de ellos, sino por sus propias ansias de poder. Que si pactan con Podemos, que si pactan con Ciudadanos, que si Rajoy ha cogido fuerzas en Doñana y va a pactar con el Sursum Corda... ¡Con lo a gustito que hemos estado sin oír hablar a esta panda de sus apaños durante 7 días, 7! Ponías la radio y sonaba "Estrella Sublime". Óle. Ahora pones la radio y te sale hablando el coñazo de Sánchez, qué tío más pesado y con más indisimuladas ganas de ser presidente aunque se hunda España....

 

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