A su muerte en 1915 el Ayuntamiento acordó dedicar la vieja calle Manteros (entre la Capillita de San José y el lateral del Ayuntamiento) al general don Camilo García de Polavieja y del Castillo-Negrete, marqués de Polavieja, héroe de la Tercera Guerra Carlista, gobernador general de Cuba, capitán general de Filipinas y capitán general de Andalucía. Igual que otros nombres tradicionales del callejero se mantuvieron en la memoria de los sevillanos, a pesar de sus rotulaciones como homenaje a personajes de cada época, lo de "General Polavieja" arraigó, como su apellido, al casarse el ilustre militar con una señora de Sevilla. Sólo durante la postguerra, como los bares de la calle, cual La Perlita o Los Candiles, eran teatro de operaciones de los estraperlistas para el trapicheo de cuanto escaseaba o estaba racionado, se le borró un poco el nombre, porque los sevillanos conocían aquello con el de la película de Howard Hawks: "La ciudad sin ley".

Pero he aquí que la permisividad municipal ha devuelto a la ciudad el tradicional e histórico nombre de "calle Manteros". En forma de "calle de los Manteros". Que, a diferencia de la histórica, no es solamente una, la que va de la Capillita a la Casa Grande de San Francisco, sino que hay varias, espurreadas por toda Sevilla. Yo he contado hasta tres "Calles de los Manteros". Manteros: ya saben. Los individuos de raza subsahariana (vamos, negros como un tizón de la carbonería de la calle Parras) que sin licencia y con toda impunidad y permisividad se dedican a vender productos falsos: bolsos de marca, cinturones, pañuelos, zapatillas deportivas, collares, gafas de sol o equipaciones de fútbol. Colocan su prohibida mercancía sobre una manta, para recogerla en un periquete y salir corriendo si vienen los guardias. De ahí su nombre: manteros. Pero los guardias vienen poco y hacen la vista gorda, con el peor de los racismos: "¡Pobrecitos negros!". Y los manteros campan a sus anchas. Y lo que es más indignante: plantan sus puestos de venta ambulante de artículos prohibidos y perseguidos por la ley delante mismo de los comercios que pagan sus impuestos al Estado, a la Junta y al Ayuntamiento, y que tienen creados y mantenidos los puestos de trabajo de sus dependientes y sus cajeras, por los que pagan Seguridad Social.

Hasta 3 Calles de los Manteros, 3, he localizado hasta ahora en Sevilla, pero puede que haya más. Las enumero:

1.- Calle de los Manteros de Nervión.- Delante del Nervión Plaza, a ambos lados de la acera y sin dejarte caminar en los días de aglomeración. Hubo una vez un coche de la Guardia Municipal estacionado allí y desaparecieron. Pero ahora el que ha desaparecido ha sido el patrullero de la Local, y los manteros han vuelto, a favor de querencia.

2.- Calle de los Manteros de la Avenida.- Frente al Sagrario y delante de la central del SAS. Le hacen la competencia a las estatuas vivientes, y llegan a veces desde La Ibense hasta casi el Horno de San Buenaventura. No aparece ni un guardia. Y No Passsa Nada.--

3.- Calle de los Manteros de Tetuán.- Esta es nueva. Esquina a Rioja, hacia Tetuán y hacia Velázquez. Venden de todo, y en ambos lados de la acera, en plan veladores, con lo que apenas se puede andar. Más céntricos no pueden estar. Tan ilegales como todos los otros manteros, venden mercancías perseguidas por la ley, y bolsos falsificados a dos pasos de los escaparates de Casal en la calle Rioja. No Passsa Nada.

¿Què passsa? ¿Que Don Espadas se ha puesto a imitar a La Colau, que protege en Barcelona a los ilegales manteros frente a los comerciantes que pagan a Hacienda, al Ayuntamiento y a la Seguridad Social y crean puestos de trabajo? No lo creo, por el buen concepto que tengo de Don Espadas, que lo está haciendo de cine sin necesidad de 20 concejales, 20. Espero que mañana mismo, por orden de Don Espadas, que no es precisamente La Colau, no haya en Sevilla más calles de los Manteros que la histórica que honra la memoria de Polavieja, "El General Cristiano".

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