ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla,  4 de septiembre de 2016
                             
 
Fábula de la copa de agua

Me tengo por observador, quizá más basto que fino, de la vida y costumbres de los españoles, y por enemigo confeso de la hostelería de la nueva cocina de las grandes camelancias, que ya saben en lo que consiste: unos camareros vestidos de luto riguroso, como si se les hubiera muerto alguien, te traen unas raciones así de chicas, ridículas, de buscarlas con lupa, en unos platos así de grandes. Nunca redondos; al menos ovalados y preferentemente cuadrados o como palanganas de Pilatos si se trata de hondos para la sopa o el salmorejo, cada día más de moda, que ha mandado a Segunda División al gazpacho de toda la vida, sin que nadie le reconozca su cordobesa patria ni su cercano parentesco con la porra antequerana. Ah, y lo fundamental de esos restaurantes: la estocada hasta la bola, de premio de San Isidro, a la hora de presentarte la factura por esa sucesión de cursilerías sobre un lecho de verduras del huerto de la abuela y de su puñetera madre.

Estos restaurantes a los que conceden estrellas Michelin, que lucen como si fueran la Laureada de San Fernando, han impuesto una moda generalizada, en la que no sé si han reparado, pero que vengo observando con honda preocupación. Si la loza de los platos es como descrita queda, en la cristalería se ha producido un cambio que, vamos, ni el de la Constitución de 1978, ahijar con tanta gente deseando cargársela. En estos restaurantes de la modernidad (en los que suele poner el pie lo menos posible, y nunca por voluntad propia, sino obligado por algún compromiso y siempre de gañote), resulta que te ponen dos copas, como es de rigor, una grande y otra chica. Te crees que la chica es para el vino, como siempre fue. ¡Pues no! Eres un rancio y un antiguo. La copa chica es para el agua. La copa grande, cuanto más grande mejor, es la del vino, que te ofrecen con el apasionado misterio con que el librero anticuario Bardón te hablaba de un incunable y que te sirven con toda clase de tonterías. Para que se oxigene, dicen. ¿Pero es que el vino padece del pecho, o ha estado a punto de ahogarse en la playa, como para que necesite oxígeno el hombre? Si no tomas vino y eres un bebeaguas acreditado, cual servidor, vas dado. Tienes que estar pidiendo a cada instante que te llenen de agua la copa no chica, sino ridícula. Por lo que, ya escarmentado, suelo decir al camarero de negro luto riguroso:

-- Mire usted, vamos a dejarnos de cuentos y el agua me la sirve en la copa grande de vino, y a la chica que le den por saco...

Es como decía Rafael el Gallo, a quien se atribuye la paternidad de la siguiente genialidad:

-- Si donde se está a gusto y cómodo es en la cama, ¿por qué no le llaman cómoda a la cama, y cama a la cómoda de los cajones para guardar la ropa?

Si el agua se bebe en mayores cantidades que el vino (salvo que seas un "tintoreto" acreditado, como decía Juan Luis de Tarifa), ¿por qué esta dichosa moda de servirla en copas cada vez más pequeñas? ¿Porque cuesta menos y lo que quieren que nos gastemos el dinero en las botellas de vino premiadísimo y carísimo? Yo no sé, pero a mí este absurdo de la copa de agua pequeña y la copa de vino grandísima me va a dar el avío para la fábula política sobre lo que está ocurriendo con la investidura. El PP ha ganado las elecciones. Está claro como el agua. Pero el eterno veraneante Sánchez se empeña en servir este triunfo electoral en copa chica. Y él, con el apoyo de toda la izquierda, se reserva la copa grande para un vino que además está remontado. La copa grande de la opinión pública y de los medios adictos al Régimen de la Izquierda y el Separatismo. Contra la voluntad mayoritaria de los españoles. ¿No decía Pemán que la lengua catalana era "un vaso de agua clara"? Pues añado a lo de Pemán que la voluntad mayoritaria de los españoles es agua clara de mayoría de votos... servida en un dedal.

-

CorreoSi quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico  Correo  

         
 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio