Suele decirse de los partidos tienen un techo y un suelo electorales. El techo, ya saben: cuando están que se salen y los vota hasta El Potito. Y el suelo, pues cuando andan en horas bajas, a pesar de lo cual los votan sus fieles, leales y contumaces militantes o simpatizantes. Cada suelo está hecho de distintos materiales. El suelo del PSOE, por ejemplo, está hecho de gente que vive del partido, de paniaguados colocados por la organización, de estómagos agradecidos y, ¿por qué no decirlo?, de la derecha a la que le va divinamente con los sociatas de la Junta, con los que está harta de hacer grandes negocios y temen que se les acaben sus chollos y contratos si pierden alguna vez el poder en Andalucía, cosa que dudo por lo que voy a decir a continuación. Porque frente al PSOE todopoderoso, que ni mayores ni pequeñitos conocemos otro partido en el gobierno de la Junta, tenemos un PP cada día más atontolinado. Frente a un PSOE que es una máquina de poder en Andalucía desde tiempos de la preautonomía y que llevó a González a La Moncloa porque supo aprovechar el inmenso error autonómico de Suárez en el 28-F, tenemos un PP al que cada día parece que le da más vergüenza ser lo que es, trata de disimularlo como sea y se tapa la cabeza como esos niños chicos que se creen que metiendo la chorla bajo la almohada ya no los vemos.

Si la gran especialidad del PSOE es el arte de hacer lo blanco, negro, y de dar la vuelta al calcetín de sus grandes escándalos (verbigracia, los ERE, como si no existieran y todo fuera Gürtel), la gran habilidad del PP es gobernar contra sus votantes, confiado en su suelo, que tiene que ser lo menos de hormigón armado a prueba de cañonazos de Nocilla, porque todo lo aguanta. ¿Se imaginan que el PSOE votara a favor de no sólo mantener, sino aumentar las ayudas a la Conferencia Episcopal y a la Iglesia Católica? Se le levantaban de manos las bases. Pero el PP puede permitirse el lujo de gobernar y legislar contra sus votantes, que No Passssa Nada. Como son tan píos, no pían. Todo se lo tragan.

¿Saben el último de Moreno Bonilla, no, que parece un chiste? Es la demostración de cuanto digo. En el Parlamento de la Señorita Pepis, digo, en el Parlamento Andaluz, el PP ha apoyado una ley de Podemos. ¿Una ley para que desaparezcan las listas de espera en los hospitales? No. ¿Una ley para que los médicos del SAS dejen de recetar obligatoriamente esos genéricos o principios activos que los pasivos pacientes aceptamos sin rechistar, cuando son medicinas hechas sabe Dios cómo en la India, que vienen en contenedores vayan a saber en qué condiciones de calor y humedad y luego envasan aquí y nos largan tras ganar las subastas a la baja? No. ¿Ha apoyado el PP a Podemos para que desaparezcan las caracolas en los colegios? No. ¿Ha votado entonces para que se desdoble ya la N-IV desde Los Palacios a Jerez y deje El Cuervo de ser un matadero sin licencia de industria cárnica? No. ¿Ha votado acaso con Podemos para acabar con los despilfarros y la imagen sandunguera de Andalucía en Canal Sur? No.

-- Pues dígame ya de una vez lo que ha votado el PP con Podemos, Burgos, que me tiene usted sobre ascuas.

Pues ha apoyado a Podemos en algo que les encanta a los votantes del PP (¡tararí!): una ley para que los menores puedan cambiar de sexo sin permiso de los padres y para que en el funcionariado reserven plazas para homosexuales y transexuales. Como ven, grandes preocupaciones que traen sin sueño a los votantes del PP. Por eso a Moreno Bonilla le ha faltado tiempo para apoyar a Podemos. ¿Y lo de Esperanza Oña, que es para muchos lo que su nombre de pila indica, como una Esperanza Aguirre a la andaluza, que no se avergüenza de ser lo que es y la querríamos de candidata a la Junta? Pues ahí la tienen: retratada junto a Susana y al colectivo LGTBI. Del TBO. ¿Con la bandera de España, en vísperas de la Fiesta Nacional? No, hijo: con la bandera arco iris. Vamos, la que más les gusta a los votantes del PP. Ese partido especialista en ir a degüello contra los que lo votan.

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