ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla,  2 de diciembre de 2016
                             
 

La carriola de Fidel

Tras grandes esfuerzos, desembarcos en Bahía Cochinos, desafíos kennedianos en la crisis de los misiles, miles de horas de propaganda desde Radio Martí, condenas de la OEA, embargos y bloqueos que intentaron derribar su dictadura sin reparar en gastos, los Estados Unidos han conseguido por fin que el tirano Fidel Castro muera en la cama, después que Obama abriera una mijita la mano, quizá porque era de la misma color mulatona oscurita cubana de Sagua la Grande que Antonio Machín, pero sin dos gardenias para tí ni angelitos negros.

Y como aquella maravilla de isla con palmeras y sin libertades había sido durante largo tiempo la URSS con rumba, rumba, y hasta el Ejército desfilaba como si El Malecón fuera la Plaza Roja, yo creía que el corpachón de Fidel Castro iba a terminar embalsamado como la momia de Lenin, pero con chandal Adidas. Y no: igual que los americanos han conseguido que el dictador muera en su cama, Fidel, que odiaba las urnas y nunca las sacó desde que llegó al poder por las armas y con las manos ensangrentadas en 1959, ha terminado en una de ellas. Esto es lo más grande del mundo. Los cubanos, acostumbradísimos a hacer colas con la cartilla de racionamiento y a superar los períodos de "economía especial" (que es como Castro llamaba al que aquí en España fue "el año del hambre"), han hecho largas filas para decir adiós al que les hizo la revolución y, de paso, la puñeta. Como cuando la cola de la muerte de Franco en la calle Bailén, seguro que muchos estaban aguardando horas y horas para comprobar por sí mismos que el dictador la había palmado, no fuera a ser un bulo de Radio Macuto. Yo creía que ese tumulto era para ver el túmulo. Pero no: en el monumento de la Plaza de la Revolución no estaban los restos de Fidel, ni había túmulo alguno, sino un retrato suyo de los días de Sierra Maestra y un cuadro con sus condecoraciones. Sus restos, que eran ya ceniza ("polvo serán, mas polvo autoritario", hubiera dicho Quevedo), estaban en el Ministerio de Defensa, reservados para los VIP del régimen. Hasta en esto hacen distingos entre el pueblo y los aparatisquis los comunistas que van de igualitarios por la vida. Las cenizas del Comandante en Jefe, para ellos; las colas de no comerse una rosca funeraria, para el pueblo.

Y aunque me lo esperaba ver embalsamado como Lenin, se lo llevaron en un remolque. Habiendo solemnes armones de Artillería tirados por caballos negros, a Franco se lo llevaron al Valle de los Caídos en la batea de un camión del Ejército de Tierra, de prisa y corriendo. Lo de su medio paisano gallego Castro ha sido todavía peor. A estas horas, las cenizas de Castro, en una urna ridículamente chica para un asesino tan grande y cubiertas por una minibandera, están haciendo el camino de Santiago. No de Compostela: de Cuba. En ese remolque chungo, de rocieros tiesos, me parece que está haciendo más bien el Camino de Moguer o el Camino de los Llanos. Han dicho que parece una carriola del Rocío el remolque donde llevan la urna de quien no quiso ver las urnas electorales ni en pintura. Ni siquiera es una carriola, de esas carriolas buenas con ducha de agua caliente, ropero para los trajes de flamenca y hasta terracita con butacas en la parte posterior, que dicen en Dos Hermanas que parecen una casita "endosá". No. A Fidel Castro lo llevan a hacer el camino en el remolque de una carriola chunga, donde se lleva el grupo electrógeno para la noche en Palacio y la bombona de butano de repuesto. Al ridículo remolque de Nissan Patrol de segunda mano donde llevan la urna del dictador a hacer el camino sólo le falta un letrero con un escudo, puesto por el alcalde de carretas: "Hermandad de La Habana, 59". Y faltan Los Marismeños que le canten algo ante de la candelá, cuando hagan noche en Cienfuegos; o que, al Ángelus, Los del Río entonen la Salve Marxista Leninista en el rengue de Camagüey. A María de las Mercedes "cuatro duques la llevaban/por las calles de Madrid" en el romance de Rafael de León. Al tirano opresor de Cuba lo llevan como en el remolque más chungo de la carriola del tío más tieso que hace el camino del Rocío.

SOBRE LA MUERTE DE FIDEL CASTRO EN "EL RECUADRO"

Los gorrones de Fidel  [28/11/16]   
Fidel olía fatal [27/11/16]   

 

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