ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 20 de enero de 2017
                               
 

Centros comerciales contra el centro

Camino de Sevilla, Pacó, Pacó, Pacó, paso por la Torre Pelli y me da miedo. No por el mamotreto y la estocada hasta la bola a la Giralda en la línea del cielo de Sevilla, ya irreversible, que nos metió para siempre un virrey pulido y abrillantado que de hecho manda en Sevilla más que el alcalde, por la de dinero catalán que tiene para comprar voluntades y tapar bocas. Y los sevillanos, además, encantados: haciendo cola en la ventanilla para que les callen la boca y les compren la voluntad. La Torre Pelli, aparte de eso, me da miedo por el centro comercial que va a tener a sus plantas. ¿Otro centro comercial más, hijo mío? ¿Pero no nos basta con Los Arcos, con el renovado Alcampo, con los Carrefures, con Aire Sur, con Metromar, con el Cortinglés del Duque, de San Juan, de Nervión o Sevilla Este y sus "córneres", y con los fáctoris del aeropuerto y de Dos Hermanas? Pues por lo visto, no. Allá que van a hacer en la Pelli un centro comercial de 25.000 metros cuadrados: 25.000 puñaladas mortales más a las tiendas del centro comercial histórico.

Decían los viejos comerciantes que el Cortinglés del Duque acabó con las viejas tiendas tradicionales de la calle Francos: Los Caminos, la librería de Pascual Lázaro, Lanas Pareja, Los Madrileños... Francos, evidentemente, languideció, no hay más que pasar por allí. Pero es que, además, la apertura del Continglés de Nervión creó un segundo centro, con tiendas que iban de Eduardo Dato a Luis Montoto, por el eje de San Francisco Javier. Basta ver los follones de tráfico que se lían allí por Navidad, como una inmensa Calle Baños, para saber que aquello es un segundo centro comercial de Sevilla.

Bueno, pues este centro histórico de Sierpes, Cuna, Sagasta, Puente y Pellón, Francos o de los alrededores del Salvador, no sólo sufre la puñalá de los centros comerciales citados arriba, sino que vienen más. Un documentado lector, don Miguel Ángel López, se ha tomado el trabajo de contar los grandes centros comerciales ya anunciados y de próxima apertura que amenazan la languideciente vida de las pocas tiendas históricas que quedan en el centro de una Sevilla cada vez más tomada por las franquicias. Al menos son 7 nuevos centros comerciales, 7. "Como aperitivo --nos dice-- tenemos dos proyectos: el Primark en Plaza de Armas y el Mercado de la Puerta de Carne (este de "sólo" 5.500 metros cuadrados). El grueso del futuro parque comercial sevillano a corto plazo es: Puerto Triana, hijo natural de la Torre Pelli, con 25.000 metros cuadrados; Palmas Altas, con 123.500 metros cuadrados; Waterland, en Espartinas, con 170.500 metros cuadrados; Megapark, en Dos Hermanas, en la carretera de La Isla, con 233.500 metros cuadrados; Sevilla Park, junto al Puente de las Delicias, con 65.000 metros cuadrados."

Y mientras, en lo que era el centro, centro, centro de Sevilla, calles comerciales históricas desnaturalizadas, como La Venera o la zapatera calle Córdoba. Por no hablar del centro comercial de Los Remedios en Asunción y en una República Argentina a la que ya le pasa como a Sierpes: que no queda dónde tomar café, pues todo lo del gremio de bares y cafeterías ha cerrado, excepto el Vips. Y tanto en República Argentina como en el centro de Sevilla, ¡vengan locales vacíos! Y librerías que se cierran, como las de Beta o, ay, la profesionalísima y ejemplar Céfiro, que ya está en el Cementerio de las Librerías de Sevilla, junto a las tumbas de Sanz, de Lorenzo Blanco, de Eulogio de las Heras, de Atlántida.

Entre esto, la Ley de Arrendamientos Urbanos, la brutal subida del IBI a los locales y las trabas para entrar con el coche en el centro y encontrar donde aparcarlo, estamos matando el comercio tradicional de Sevilla. Hay que ser casi un héroe para ir a comprar a la calle Lineros o a San Eloy, a Cerrajería o a Muñoz Olivé. Al que encuentre algo que no sea ya una franquicia creo que le dan un cheque-regalo de 500 euros para comprar en un comercio histórico y heroicamente resistente como El Cronómetro.

 

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