Mi Señor del Gran Poder: ya que en Tus manos está toda Potestad y Majestad, no sé por qué Te lo pido, si tengo la seguridad de que obrarás este milagro, como tantos que haces calladamente, y de los que sólo se enteran esos corazones que van a darTe las gracias cada viernes del año. Cada Viernes, en San Lorenzo, es Viernes Santo por obra del Señor. Cada Viernes, las golondrinas que le quitaron las espinas quitan también muchos dolores a los sevillanos que van a pedirLe una gracia. Por todo esto, Señor, sé que vas a obrar el milagro, y que vas a hacer realidad en tu basílica el verso de Juan Ramón Jiménez: "No la toques ya más, que así es la rosa". Y quien dice la rosa dice el Clavel de Sevilla que pasa con su túnica persa. O dice el Lirio de Judea que como decía mi querido y recordado Luis Rodríguez-Caso Dosal, "cura hasta los resfriados". Este resfriado de la modernez que le ha entrado a algunos creo que lo sabrás curar también, Señor, y que evitarás el estornudo de un proyecto innecesario para Tu templo, que lo quieren poner no sé si a modo de mezquita o de discoteca. O de lo que sea. Menos de lo que debe ser. ¿Saben cómo está bien la basílica del Gran Poder? Pues tal como está. Sobran proyectos y moderneces. ¿Saben qué es lo más importante de la basílica del Gran Poder? Pues El que está allí: el Señor de Sevilla. Por favor, que no perpetren esa osadía contra el templo. Si el Señor arrojó a los mercaderes del templo, ¿qué no hubiera hecho con los arquitectos y los colaboradores necesarios que quieren desfigurárseLo?
Yo, la verdad, casi ni sabría decirles cómo es el interior de la basílica del Gran Poder, bajo esa gran cúpula como del romano templo de Adriano, nuestro paisano, que llega a nacer veinte siglo antes y en vez de emperador de Roma se hace hermano del Gran Poder, ¡vamos que si se hace! No sé cómo es el interior de la basílica, por más bocados que te peguen en la vista algunas pinturas de las estaciones del Vía Crucis, porque cuando se entra allí le faltan a uno ojos para mirar al Señor y para darLe las gracias. Por todo. Usted no sabe por qué. Él sí que lo sabe. Como que sería un negocio poner un puestecillo en la plaza de San Lorenzo, con un letrero que dijese: "Se alquilan ojos para mirar al Gran Poder y salir llorando".
Si el Señor no hace el milagro que muchos sevillanos Le pedimos y no dejan su templo tal como está, puede ocurrirLe como a su Madre, la Reina de las Marismas, la Virgen del Rocío. Que le hicieron un retablo mayor tan dorado, tan recargado, tan absurdo y tan lleno de cabezas de santos y profetas como trofeos de caza disecados por Vicente Gamarra, que entras allí y te cuesta trabajo encontrar dónde está la bendita Reina y Madre de Andalucía que con tan hermosas coplas populares cantó Muñoz y Pabón, que fue a la devoción de la Blanca Paloma lo que Fray Diego de Cádiz a la del Gran Poder.
Y sé por qué el Señor va a obrar este milagro. Tengo la seguridad. Porque sabe la jangá que ya le hicieron a aquel sevillanísimo arquitecto, a don Antonio Delgado Roig, número 1 del Silencio, del Baratillo y del Sevilla F.C., alterando con ese retablo absolutamente indescriptible la basílica del Rocío de la que fue también autor. Una y no más, Santo Tomás. Desfigurada de esa manera la obra de Delgado Roig en el santuario del Rocío, no creo que vayan a perpetrar otra jangá por el estilo contra esta otra gran obra suya: el templo de la plaza de San Lorenzo. Creo que hacer en la basílica de Delgado Roig lo que pretenden va contra los derechos de autor de su arquitecto, y quizá sus herederos (¿no, querido Joaquín Delgado-Roig Pazos?) tengan algo que decir. Todo menos distraer nuestra mirada al Señor con una cúpula de mezquita o un techo de discoteca. Digan lo que digan los agradaores de juntas, gremio al que habrán visto que no pertenezco, gracias a Dios. Que ni que decir tiene que, Todopoderoso, es vecino de Sevilla y está empadronado en la plaza de San Lorenzo.
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