ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 28 de abril de 2017
                               
 

Esmeralda sin caseta

La famosa caseta de feria de La Esmeralda creo que ya ni era de La Esmeralda. Al menos su nombre ya no figuraba en la pañoleta del casetón de Costillares 82, donde, significando mucho más de lo que decía, ponía: "Cambio de Tercio". Que mucho presumir ahora de Caseta de los Guiris para que puedan entrar, pero en la frontera con la Calle del Infierno siempre hubo estos casetones donde entraba todo el mundo, pagando y no de gañote. Pero voy a lo que voy. Que junto al titular gordo y demagógico de que el Ayuntamiento va a dedicar a los turistas la caseta de Abengoa... Bueno, de Abengoa, no: seamos justos. Esa caseta no era ni de don Felipe Benjumea ni de su consejero delegado, nieto por cierto de Manolo Caracol. Era de los empleados de Abengoa. ¡Para casetas están los empleados de Abengoa, los que hayan tenido la suerte de seguir con su currelo en Palmas Altas! Mira cómo los que quedan ya no hacen chistecitos de Palmatraz, ¿a que no?

A lo que iba: el titular gordo y demagógico es que la caseta de Abengoa va a ser para que los turistas no anden por la Feria pegando barzones sin tener donde meterse y que, al mismo tiempo, la caseta de La Esmeralda va a ser para los distritos. Para dos mimados distritos, vivero de votos socialistas: Distrito Este y Distrito Cerro-Amate. ¡No, si te parece le van a dar una caseta al Distrito de Los Remedios o al de Casco Antiguo, que votan al PP en masa (frita: ora de rueda, ora de papa)! Y esto de quitar la caseta de La Esmeralda lo puede hacer este Ayuntamiento porque gobierna el PSOE con el apoyo de Podemos y de IU. ¡La que le hubieran liado por homófobo a Zoido si le llega a quitar la caseta de Feria a La Esmeralda! Y, que yo sepa, ninguna organización LGBT ha protestado. Ni le ha reconocido su inmenso mérito a La Esmeralda, travestí transgresor absoluto, precursor de la libertad sexual sin más bandera arcoiris que los volantes de su falda de flamenca, cuando en su venta de la carretera de La Algaba o en su caseta de la Feria actuaba con "sus flamencas", como La Soraya o La Tornillo. En 1981, cuando nada de esto (entonces de la cáscara amarga) estaba de moda, Joaquín Arbide tuvo el valor de hacerle un documental biográfico a Alfonso Gamero Cruces, que tal es su nombre: "La Esmeralda, historia de una vida". En su sinopsis decía: "La Esmeralda vivió en una época donde las cosas aún eran más difíciles de lo que son hoy. Una sociedad poco avanzada, reticente a los cambios, cegada por los dictámenes de la Iglesia Católica. La Esmeralda no tuvo ningún tipo de inconveniente en salir a la calle con su peculiar y característico aspecto, su pelo rizadísimo a lo afro en perpetua permanente, sus fuertes rasgos fáciles definidos con un fuerte maquillaje, sus imparables gestos y su lengua despiadada y ligera. La Esmeralda rebosaba gracia por donde pasaba. Inició el camino para muchas transformistas que han seguido la senda de la copla, incluso hoy. Su personalidad y arte emana kitsch en todos los sentidos de la palabra. La Esmeralda reivindicó derechos y libertades en épocas muy difíciles, lo hizo como mejor supo, llevándolo a la práctica: sin esconderse y sin reprimirse".

Ah, y La Esmeralda era más macarena que las mariquillas de su Virgen de la Esperanza. Acuérdense de su anécdota de la Virgen del Pilar, los botellines de la Cruzcampo y La Que Está en San Gil. Con su antifaz de terciopelo verde quizá fuera La Esmeralda la primera mujer nazarena que salió en Sevilla. La Esmeralda quiso ser mujer y artista y ambas cosas consiguió. Cantaba coplas y sevillanas de una forma muy personal, provocativa, visceral, pasional, atrevida y deslenguadísima. Entre copla y sevillana, un chiste. Sus preferidos, los de los "mariquitas", como ella misma decía. O mejor en aumentativo, ¿no, Alfonso?, con acento en la o, que resonaba a bóveda bajo las lonas de tu caseta de transgresiones, a la que nadie le ha dedicado ni un recuerdo ni una línea de justicia como ahora te hago, cantándote una de tus coplas provocativas: "Con las bombas que tiran/ los fanfarrones,/La Esmeralda y Soraya/ son...arquitectos".

 

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