ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 1 de septiembre de 2017
                               
 

Es de España y se llama Cayetano

Contaban los veteranos de esta Redacción que cuando el fundador de ABC llamó a Gregorio Corrochano para encargarle la crítica taurina del periódico, el gran escritor, intentando rechazar la encomienda, le dijo que cómo iba a hacerlo, si no sabía distinguir un pase de pecho de un natural. A lo que Don Torcuato --seguían contando, no sé si leyenda o historia--, insistiendo en su encargo, le dijo: "Mejor, así no está usted maleado como tantos críticos". De aquella aceptación surgió el que quizá fuese, con Antonio Díaz Cañabate, el mejor cronista taurino del siglo XX. Y para la historia quedaron títulos inolvidables de sus crónicas. Hoy me quedo con dos. Una tarde de triunfo de José Gómez Ortega "Gallito" en su plaza Monumental de Sevilla, la que promovió junto con Lissén para hacer la competencia a la plaza del Arenal, feudo de su oponente Juan Belmonte, protegido por los maestrantes, Corrochano tituló su crónica: "Joselito torea en el patio de su casa". Y cuando descubrió al fundador de la saga de los Ordóñez, a Cayetano Ordóñez "Niño de la Palma", sí, el de las chuflillas de Rafael Alberti, tituló: "Es de Ronda y se llama Cayetano".

Mañana, en la plaza de toros de Ronda, "la de los toreros machos" de Fernando Villalón, los bisnietos del Niño de la Palma torean la ya tradicional corrida goyesca que inventó su abuelo Antonio Ordóñez. Para los Rivera Ordóñez, pues, a lo Corrochano, no es que toreen como Joselito en el patio de su casa, sino casi en el butacón más cómodo de la salita de estar. Me imagino que al romper el paseíllo habrá una ovación de gala. A Francisco, porque se despide allí del toreo, donde mismo con tanta ilusión lo sacó su abuelo Antonio. Y a Cayetano, por su gesta de Bilbao del otro día, que no sé si me alegra o me entristece. Ya la conocen. Cayetano Rivera, como buen hijo de Carmina, como buen nieto de Don Antonio Ordóñez, rompió el otro día el cinturón de hierro del antiespañolismo de Bilbao en el tercio de banderillas. Cuando el mozo de banderillas le entregó a su peón unos garapullos con los colores de la bandera de las Vascongadas para ponérselos al toro de Victoriano del Río, Cayetano se los quitó de las manos con tanto valor cívico como arte y se los cambió por otros rehiletes con los gloriosos colores de la bandera de España. Como en una reunión de alternativa, juntó en el tercio a sus dos peones y les dio como una arenga de patriotismo, como volvió a darla cuando le brindó ese toro a Su Majestad Don Juan Carlos: "Por España, en una ciudad que por desgracia ha sufrido mucho a causa del terrorismo. Pero juntos lo hemos vencido".

Me alegra, como digo, que Cayetano rompiera el hielo separatista del cinturón de hierro del nacionalismo vascongado. Con Corrochano, diría, bendiciendo su entrepierna y el valor patriótico que le echó: "Es de España y se llama Cayetano". Pero me entristece que enarbolar y honrar la bandera de España se ha convertido en un acto heroico en parte del propio territorio nacional. Y relaciono las banderillas de Cayetano con la manifestación presuntamente antiterrorista y antiyijadista de Barcelona, que los separatistas convirtieron en un ensayo general para su pretendido referéndum del 1º de Octubre, Día del Caudillo por cierto, del Caudillo Puigdemont en este caso. En esa lamentable manifestación de las afrentas a Su Majestad y a España, la Policía Nacional, que no los mozos de escuadra, tuvo que proteger a un grupo de catalanes que tuvo el valor de acudir a la manifestación con la bandera de España, con la constitucional enseña de todos. Los querían linchar por llevar la bandera de España, como en Bilbao abucheaban y silbaban a los peones de Cayetano que banderilleaban con palos que llevaban los colores "como el vino de Jerez y el vinillo de Rioja". Yo no me imagino que en Francia silben a la tricolor, ni en Gran Bretaña a la Unión Jack, ni en Estados Unidos a las barras y estrellas. Si Shakespeare dijo que "algo huele a podrido en Dinamarca", en España no es que huela a podrido: hiede a perros muertos esto de que en algunos territorios patrios sea un acto heroico honrar a nuestra bandera.

 

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