ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 9 de septiembre de 2017
                               
 

Yo hice la Carrera Oficial al revés

En martes, ni te cases ni te embarques, ¿no? Bueno, pues en Martes, en Martes Santo nada menos, andan los hermanos mayores de ese día, encabezados por el de La Bofetá (vulgo Dulce Nombre), mi estimado don Manuel Casal, embarcados en una solución para la masificación y las peligrosas bullas de esa jornada en La Alfalfa. Como en Sevilla está todo inventado, no han tenido más que tirar de la memoria de la ciudad para encontrar solución a los problemas que traen a mal traer al Consejo, al Cecop, a la Policía Local, a Protección Civil y al sursum corda. Y más el año que viene, donde quizá veamos que además de las vallas dichosas de los aforamientos le ponen un bolardo al olivo de Montensión y un macetón a la palmera de La Borriquita. Los hermanos mayores han pensado que la solución al Martes Santo de 2018 está en el Sábado Santo de 1956: hacer la carrera oficial al revés. Como se trata de hacer estación de penitencia a la Catedral y no estación de lucimiento en La Campana, se va directamente a la Metropolitana y Patriarcal y luego se vuelve por la carrera oficial, por la Avenida y Sierpes, hasta La Campana, "punto de dislocación" de las cofradías, que diríamos en términos de formaciones militares en orden cerrado.

-- Bueno, La Campana ya es "punto de dislocación". Si es por dislocación, se vuelven locos por lucirse allí los hermanos mayores, los capataces, las cuadrillas, los priostes, los directores de banda y hasta los reporteros de El Llamador de Canal Sur Radio.

La solución de los hermanos mayores del Martes Santo, que será estudiada el lunes con el delegado de día del Consejo, mi muy admirado, macareno y latino profesor Juan José Morillas, es la que se adoptó tras la reforma litúrgica de la Semana Santa por Pío XII en 1956, cuando Roma quitó el Sábado de Gloria de los estrenos teatrales y puso el Sábado Santo, día nuevo de cofradías que se hizo quitando a La Trinidad del Jueves Santo y a La Soledad de San Lorenzo del Viernes, más el Santo Entierro. Como la Catedral tenía que estar libre tempranito para la celebración nocturna de la Pascua de Resurrección, las cofradías de ese día iban primero a la Catedral y luego pasaban la carrera oficial en sentido inverso al habitual, hasta La Campana. Así se mantuvo, según tengo entendido, desde 1956 hasta 1974. Y así lo recordamos muchos que incluso hemos salido de nazarenos en ese día y con ese recorrido. Por ejemplo, servidor de ustedes. Yo de muchacho hice la carrera oficial así, al revés, varios años, cuando mi padre era teniente de hermano mayor del Cristo de Burgos con Manolo Barea de hermano mayor, y como nadie quería ir en la representación de la hermandad en el Santo Entierro, cogía el bacalao y las varas y nos obligaba a salir a servidor de ustedes y a los dependientes de la sastrería a los que había hecho hermanos, ¿verdad, Fernando Ávila?

¿Que cómo era aquello? Pues rarito. Salías de nazareno en la representación de tu cofradía en el Santo Entierro y pasabas La Campana al revés, buscando el eje de Cuna, Salvador y Francos, que de hecho se convertía ese día como en una segunda carrera oficial. Carrera de Corpus más que de Semana Santa. Se entraba en la Catedral por la Puerta de los Palos, se salía por la de San Miguel, y ya se cogía la Avenida hacia la Plaza y Sierpes hasta llegar a La Campana. ¿Raro? Pues a esa edad joven en la que salir de nazareno es como un deporte, a mí me encantaba salir el Miércoles Santo y volver a salir el Sábado, con vara y todo, y junto al bacalao, aunque con el recorrido al revés. A los sevillanos les parecía lo más normal que aquel Sábado Santo de nueva planta tuviera un recorrido distinto. Así que si prospera la idea de Manuel Casal, a muchos nos rejuvenecerán bastante las cofradías del Martes yendo al revés, de la Catedral a La Campana. Lo malo es que se va a perder una arraigada tradición del Martes Santo: esos carritos de niños chicos dando por saco y destrozando tobillos en la clásica bulla de La Alfalfa. (Ah, y como a la Catedral se va al principio y en La Campana no hay evacuatorios colectivos, los nazarenos han de ir de su casa ya meados.)

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