Clásico, clásico, clásico del veraneo, y más si como hoy es sábado, ni un puesto de higos chumbos, ni una cubana de la Real Orden Gaditana de la Guayabera, ni unas velas dando sombra en el microclima que crean en la calle Sierpes, ni una Cruzcampo glacial, que en vez de la espuma del tirador tienes que quitarle los pingüinos. Nada. Lo más clásico del verano, y sobre todo si es un fin de semana, un viernes por la tarde o un sábado, como hoy, por la mañana, son las retenciones y atascos en las autovías y autopistas camino de las playas de Cádiz y de Huelva. Por más que la información en los boletines horarios de las radios que da la Dirección General de Tráfico empiecen siempre hablando de Barcelona. ¿Se ha fijado usted? Hasta en esto le dora la píldora el Gobierno de Madrid a los catalanes. Supremacismo de retenciones camino de las playas de la Costa Brava. Costa que por cierto no sé cómo no ha prohibido la Generalidad de Cataluña. ¿No han prohibido la Fiesta Brava, en cuanto Nacional? Pues tan Brava es la Fiesta como la Costa del mismo nombre, y ahí la tienen, abriendo todos los boletines de la Dirección General de Tráfico en los que informa que la cosa está fatal de atascos a la salida de Barcelona.
Hay dos pueblos andaluces que si yo fuera alcalde de ellos me quejaba, pues sólo los mientan, y para mal, en estos días de salida hacia las playas. No fallan. El uno es Las Cabezas de San Juan; el otro, Húevar. Húevar del Aljarafe es a las playas de Huelva lo que Las Cabezas a las de Cádiz: el pueblo que siempre nombran cuando tocan embotellamientos, retenciones, caravanas, atascos, desviaciones, tráfico lento, tardar una hora en recorrer diez kilómetros. De Las Cabezas nunca hablan de que allí se levantó en armas el General Riego para defender la Constitución de 1812, ni que es un pueblo precioso, al margen de lo que dijera Picoco cuando hartándose de gañote en una mariscada despreciaba las cabezas de las cigalas:
-- ¿No chupas las cabezas?
-- ¡Las Cabezas es un pueblo muy feo!
De Huévar nunca hablan de aquel famoso saetero, el Niño de Huévar, que se disputaban las cofradías a mediados del siglo XX para que les cantara a sus pasos. Ni del alcalde socialista con una de las mayores deudas municipales de España, porque tenía colocado en el Ayuntamiento a medio pueblo. Enseguía van a dejar de votar al PSOE. De Las Cabezas es en estas fechas famoso su peaje. Mientras lo quitan o no lo quitan, produce unas caravanas que llegan a Los Palacios. Y Húevar es famoso en estas fechas porque mira que hay sitios en la autovía de Huelva donde puede volcar un camión y formar el follón del siglo en la circulación, al cortar un carril de la autovía, ¿no? Bueno, pues no sé por qué, todos los camiones vuelcan y forman la carajera precisamente en Huévar. Los conductores seguro que se distraen diciendo al ayudante:
-- Aquí es donde el alcalde tiene colocado a casi todo el pueblo en el Ayuntamiento.
Y con la risotada que pega el otro, zas, se distrae el chófer y el camión vuelca. Lo único bueno que tienen estas retenciones sabatinas camino de Cádiz o de Huelva son la obligada contemplación de las hermosísimas adelfas de sus medianas. Adelfas blancas que da gloria verlas, como un Parque Lineal que llenan de hermosura el paisaje y que por lo menos te alegran la vista cuando tienes que tirarte hora y pico en el embotellamiento. Antes de que en la salida por el Aljarafe pusieran los tres carriles, estas adelfas blancas preciosas de las medianas arrancaban casi desde Castilleja. Como si fueran árboles de Sevilla, las cortaron para hacer el tercer carril. En la autopista de Cádiz quedan muchísimas más. Humildes adelfas de las que nadie se acuerda y que amortiguan la luz de los que vienen de frente por la noche con la larga puesta y que por el día, si es sábado y hay estos embotellamientos, lo que amortiguan son las voces de los conductores, que le están mentado sus castas todas a la Dirección General de Tráfico; "en sentido ascendente", naturalmente, como citan ellos los kilómetros de los atascos.
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