ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 30 de julio de 2018
                               
 

Al Mérito Turístico

Me parece que fue Fraga, en sus tiempos de ministro de Información y Turismo, quien en el medalleo al que somos tan aficionados los españoles y especialmente los sevillanos, creó la condecoración de la que quiero hablar. Como la del Mérito Civil o la del Mérito Agrícola, creó la Orden al Mérito Turístico, que se concedía a las personas o instituciones que se habían distinguido en la promoción de esta fuente de riqueza. ¿Qué digo fuente? Manantial gordo, a borbotones, del que, por ejemplo, dicen que vive Sevilla. A un señor que había creado una cadena de hoteles, como Don Pepe Meliá, le daban la Medalla al Mérito Turístico, y a un restaurante bueno o a un hotel de lujerío le daban la Placa al Mérito Turístico, que colgaban siempre junto a la Recepción. No sé si sigue existiendo esa Orden del Mérito Turístico, pero no se escucha que se la hayan concedido últimamente a nadie. Pero la Ciudad de Sevilla sí debería crear su particular Medalla al Mérito Turístico. ¿Para darla a las instituciones o personas que se han distinguido por su capacidad creadora en la que llamamos primera industria local? No, no va por ahí la cosa... Yo creaba la Medalla Municipal al Mérito Turístico no para los que viven del turismo y crean puestos de trabajo en él, sino para los que verdaderamente tienen merecimiento: para dársela a los verdaderos protagonistas de todo este tinglado, que son los turistas. Esos turistas que vienen a ver Sevilla en julio o en agosto, con toda la calor, tienen un mérito digno de reconocimiento por nuestra parte.

-- Le veo que se ha puesto usted hoy del lado de los turistas. ¿Es que ha chaqueteado?

No, me he quitado la chaqueta y estoy en mangas de camisa considerando desde el otro lado un asunto que suelo criticar bastante, desde el ruido que forman los eventuales ocupantes de los pisos turísticos a esos tíos en calzones cortos y chanclas visitando la museificada Catedral de Sevilla. Mi nieta Ana, que es racional y lógica como cuarterona de sangre alemana que es, a la que gozosamente hemos tenido aquí con nosotros, me ha hecho ver la otra cara de nuestra habitual moneda turística. De compras por el centro con estas temperaturas, me ha dicho, viendo a los turistas americanos, ingleses, nórdicos o centroeuropeos sudar la gota gorda mientras se aliviaban la calor tomándose un helado sentados en las Gradas de la Catedral en la Avenida de la Constitución:

-- ¿Pero por qué vienen los turistas a Sevilla en verano, cuando más calor hace, en vez de en el otoño, por el puente de Halloween o en otra época? Y además, aquí no hay playa ni nada propio del verano.

Ese es el mérito, que Sevilla esté en temporada turística alta cuando más calor hace. Que a las 4 de la tarde (con la fresquita, vamos), veas a los turistas retratando en la Avenida el edificio de La Adriática, el más fotografiado por los guiris, teniendo frente la maravilla plateresca de la fachada del Ayuntamiento por la Plaza de San Francisco, en la que no se fijan ni se hacen un solo selfi: les encanta la arquitectura-tarta de La Adriática. O en la Plaza de España, la nueva atracción turìstica, con el solazo, Y, ya digo, a la hora en que los sevillanos dormimos la siesta, ellos por ahí dando barzones, sacando fotos y recalando de vez en cuando en las trescientas mil heladerías que han puesto, ¿no las van a poner con estos turistas desafiantes de termómetro? A los que les encantan dos cosas de las calles del verano sevillano: las velas dando sombra en el centro y los chorritos pulverizadores de agua en los toldos de las terrazas de los bares. Son su alivio, claro, en el inmenso mérito de venir a Sevilla por estas fechas. Por eso yo crearía esa Medalla Municipal al Mérito Turístico, que les impondría a todos los que esperan bajo el sol en cola de la taquilla del Alcázar, menos mal que en la Puerta del Príncipe de la Catedral, para la otra concurridísima taquilla turística, el Cabildo ha puesto velas en plan "chill out". Nada, un pin de agradecimiento, un detalle, un recuerdo del valor que le echaron para venir a Sevilla en pleno verano, con la que está cayendo y con las calores gordas que dicen que van a venir....

 

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