Dicen muchos historiadores que nuestro Guerra Civil fue un laboratorio de pruebas de la II Guerra Mundial, donde se ensayaron los métodos bélicos que luego habrían de conmover al mundo, de Europa al Pacífico. Incluyendo los trágicos bombardeos disuasorios sobre poblaciones civiles sin objetivos militares, cual los del caso silenciado e ignorado de Cabra en el bando nacional o del muy pregonado Guernica en el republicano, al que Picasso le sacó un dinero. Cuando haya perspectiva para hacer Historia, o quizá sin llegar a esperar tanto, me huelo que del mismo modo que lo que afirman de la guerra de España, las elecciones de Andalucía han sido también un laboratorio de pruebas, un ensayo de las elecciones que se acercan: las europeas, las municipales o esas generales que el Okupa de la Moncloa no acaba de convocar, contra lo que prometió. Bueno, eso de hacer justo lo contrario de lo que se promete es práctica habitual en los políticos. Acuérdense que Zoido, en su campaña electoral municipal, prometió que si salía alcalde, paraba la Torre Pelli, que entonces iba por su tercera o cuarta planta. Y cuando llegó a la alcaldía, no sólo no la paró, sino que fue a San Petersburgo para defenderla, y ahí la tienen, como su particular pirámide, según comentaba el otro día, igual que el Estadio Olímpico para Rojas Marcos o Las Setas para Monteseirín.
Ya digo que sin esperar el juicio de la Historia cada vez está más claro que los partidos nacionales han tomado a Andalucía como un banco de ensayos, como un conejillo de Indias, si no como el pito de un sereno. Vox quiere quitar las autonomías, pero a efectos de pactos postelectorales es, al menos en Andalucía, como si no existiera la nuestra. ¿Cómo se atreve la ministra Celaá (a la que parece que le sobra una "a") a decirle al PP y a Ciudadanos, convirtiendo la rueda de prensa del Consejo de Ministros en un mitin de partido, que no pueden pactar en Andalucía con Vox, que tienen que estrangularlo, aplicándole en torno al cuello el "cordón sanitario" y jalando luego fuerte.
Pero no es sólo en la parte de los que, ganando, perdieron, como es el caso del PSOE. Es que el PP no de la calle San Fernando, sino de Génova, y Ciudadanos, pero no el de aquí, sino el del desperdiciado éxito de Inés Arrimadas como partido más votado en Cataluña frente a los independentistas del golpe y del referéndum ilegal, se atreven a hacer ¡en Madrid! un llamado "pacto exprés", y le dicen a los dos Juanes, a Juanma Moreno y a Juan Marín, lo que tienen que hacer para lograr el votado desalojo del PSOE y el final de su Régimen clientelar. ¿Para qué sirve la autonomía, si el futuro de Andalucía se sigue dictando, a babor y estribor, desde Madrid? Pero es que los analistas coinciden en analizar que el fracaso de Susana Díaz, de la que ganando perdió frente a los que perdiendo ganaron, se debe fundamentalmente no a ella, sino a la indentificación popular con el loquito de Pedro Sánchez, que cada día está más desquiciado, ya dije que por menos incapacitaron a Fernando VII las Cortes reunidas en Sevilla precisamente. Que yo recuerde, el sobre que echamos en las urnas el 2 de diciembre ponía "Elecciones al Parlamento de Andalucía", no "Ensayo de las elecciones que nos esperan en España, para que aquí hagamos lo que dicen unos señores desde Madrid".
No contentos con haber oscurecido durante la campaña electoral a los líderes regionales, Pablo Casado a Juan Moreno, Albert Rivera a Juan Marín, ahora lo que vaya a pasar el día 27 con la investidura del presidente de la Junta también será en buena parte lo que digan los de Madrid. Incluido lo que Santiago Abascal, a pie o a caballo, le diga al Juez Serrano, que es que no se meta en líos de pedir parcelas de poder y cierre Canal Sur, cuando con quitar las productoras de "pata negra" de los amiguetes del PSOE y con hacer unos informativos de verdad, no manipuladores del Régimen, ya sería más que suficiente (y difícil) limpieza. ¿Para esto nos partimos la cara los andaluces un 28 de Febrero, para que por culpa de los partidos nacionales sigamos siendo, aparte de laboratorio de ensayo, el moño electoral de la Bernarda?
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