ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  27 de diciembre de 2018
                               
 

No tendrán perdón de Dios

Escribo a prima hora en el día de San Esteban. San Esteban para los catalanes que están rompiendo la unidad de España es como una prolongación del día de Navidad, que se reúnen las familias para almorzar lo que llaman "pollastre", hay gente pá tó. San Esteban para los sevillanos es una de las más emocionantes salidas de un palio, con un "¡ay!" cada vez que una perilla esquiva una punta de diamante de la ojiva de la estrechísima puerta. Ante la que, en una de estas salidas, ocurrió la historia que contar solía Joaquín González Moreno. Uno del barrio llevó a un forastero a ver la salida de San Esteban, y cuando el capataz Paquito Quesada había ya cuadrado la delantera del palio ante la puerta, le dijo, muy emocionado.

-- Verás lo difícil que es esta salida. La han medido, y no cabe; pero salir, sale.

Y el forastero preguntó, intrigado:

-- Entonces ¿cómo sale?

A lo que el de la Puerta Carmona respondió, muy convencido:

-- Por vibración.

Así, por vibración, por vibración de la voluntad mayoritaria de los andaluces, tiene que salir hoy en el Parlamento Andaluz lo que debe: el cambio de gobierno en la Junta y el comienzo del desmontaje de lo que el PSOE ha tramado como un sólido y ubicuo Régimen a lo largo de unos años en los que, como a la hora en que escribo los partidos, tampoco están todos de acuerdo: que si han sido 36, que si 37, que si 40, que sí, que sí, que no, que no, que a La Parrala le gusta el vino.

Tras la sorpresa del 2 de Diciembre, que a Andalucía y a su ilusión y a su esperanza le tocó el Gordo con veinte días de adelanto, sumando lo que entonces se sumaba, no podríamos imaginarnos que los pactos de gobierno de lo que estaba claro como el agua iban a estar más liados que el testamento de una loca. Como la lamentable reunión de Marín con los de la ultra extrema izquierda en un lugar inmundo, cual un bar de estación, al lado de una máquina tragaperras y otra de bolitas con sorpresas, sobre un velador de mármol del tiempo de Manuel Torre, que está muy bien para hacer compás con los nudillos pero no para resolver de tapadillo, como una prohibida cita de amantes, nada menos que el futuro inmediato de la puesta en práctica parlamentaria y de gobernación de cuanto los andaluces expresaron mayoritariamente en las urnas. Aunque esa estación fuese la monumental de Jerez de la Frontera, obra de Aníbal González, que es como la Plaza de España pero con tren camino de Cádiz, uno de los legados que el dictador general Primo de Rivera dejó en su tierra, cual esta obra singularísima de la arquitectura del regionalismo o una de las primeras ciudades que en España contaron con servicio de teléfono automático, de disco de marcar y no de pedir el numero a la operadora.

Así que a la hora en que escribo este artículo que verá la luz el día de constitución del nuevo Parlamento Andaluz no sé en qué otras estaciones de ferrocarril, en una hamburguesería de Santa Justa mismo, se han podido reunir para enjuagues contra la voluntad del pueblo. Como los que han anunciado hacer el cambio con la ayuda del partido al que hay que cambiar, cual el PSOE. O como los que desprecian a los 400.000 votantes de Vox diciendo que son de extrema derecha, mientras no tienen reparos en intentar pactar con la extrema izquierda de Podemos e IU, que sí que quieren cargarse la Constitución, el Estatuto y lo que sea menester con tal de traer el comunismo y derribar la Monarquía, ¡tequiyá!

Los números cantan hoy su villancico, para que Susana, que por los pelos se comió el turrón en funciones en San Telmo, no pueda tomarse allí el rosco de Reyes. Frente a los 1.009.243 votos de Susana, PP más Ciudadanos más Vox sacaron 1.804.884 votos de andaluces hartos de coles de tanto PSOE y tanto Régimen. Las cuentas están claras. No las oscurezcamos. Porque si las oscurecen por sus egos o sus postureos progresistas, y no se logra esa suma de PP + Cs + Vox ante esta oportunidad única e histórica de echar al PSOE, y hay repetición de elecciones, no tendrán perdón de Dios.

 

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