No me tengo por aficionado al fútbol. Lo soy al Betis, pero eso va por otro camino: si me apuran, el de los sistemas filosóficos. Pero sí soy oyente nocturno de programas radiofónicos deportivos, sobre todo de "El Partidazo" de Juanma Castaño en la COPE, por lo que tiene de entretenimiento y de tertulia divertida y muchas veces transgresora de los cánones de ese fútbol cuyas creencias muchos toman tan en serio como una religión. Pero cómo seré de mal aficionado que mira que llevo nocturnas horas y horas oyendo "El Partidazo", en cuanto Ángel Expósito acaba su informativo. Bueno, pues aún no he conseguido enterarme de lo que es algo que en esos programas se cita como lo más conocido, cuando yo no tengo ni idea de lo que es: la "zona mixta", tan útil al término de los partidos. Por la que, por lo visto, los que han perdido pasan como una exhalación hacia la calle, para que nadie los detenga y les meta un micrófono de radio o un canutazo de TV, y en la que, por el contrario, los vencedores se recrean en la suerte ante todo el que quiera pararlos para preguntarles lo que sea.
Pero en mis cortas luces tengo entendido que una cosa es la para mí inquietante "zona mixta" y otra la sala de prensa, donde comparecen los entrenadores y los jugadores que cada equipo designa para que den la cara al final del partido. Me encanta escucharlos. En voces distintas, siempre los mismos tópicos. Ahora se lleva en el fútbol mucho eso del "partido a partido". Ya puedes preguntarle a un "número 9" o a uno de la "línea medular" por lo que sea sobre la marcha de su equipo, que siempre responden lo mismo: "Nosotros ahora sólo estamos pensando en el próximo partido". Más o menos es como si yo, ahora que estoy escribiendo este artículo, le dijera a usted, que me concede la merced de leerme: "No a mí este artículo me importa un ca...rácter cómo me esté saliendo, yo estoy ahora sólo pensando en el siguiente que he de escribir".
Le he tratado, oh lector, como se merece: de usted. Y es lo que me extraña e inquieta de todas las zonas mixtas y salas de prensa de los estadios futbolísticos de España: la casi desaparición del usted. Lo he pensado tras el relevo de entrenador en el Real Madrid, ese "Real" al que todo el mundo concede el título regio que se les regatea a las Reales Fuerzas Armadas Españolas. En la "noche triste" del Real Madrid tras el talegazo que pegó frente al Ajax, volvió a llamarme la atención algo que, por lo visto, es ya habitual, pero que a mí me sigue chocando: cómo los cronistas deportivos, cuando preguntan al entrenador en la rueda de prensa tras un partido, le tutean del modo más lamentable. Vamos, como si ese muchachito que dice de qué medio o de qué programa es, hubiera estado en el curso de entrenadores con el míster. Dar a los entrenadores el título anglófilo de "míster" es una señal de respeto...si a continuación no se les tuteara del modo más lamentable. En las preguntas de la noche triste de Solari, como antes las que formulaban al fugaz Lopetegui, lo que más me llamó la atención fue ese tuteo tan lamentable que los periodistas se traían con él.
Y puse en marcha en mi memoria la moviola de la historia del fútbol patrio, y pensé en grandes entrenadores del pasado. Unos señores a los que, aparte del título de "míster", les daban todas las muestras de respeto imaginables. La diferencia entonces es señal de cómo el usted se está perdiendo y será pronto tan arcaico como el cervantino "vuestra merced". ¿Se imaginan que los periodistas tutearan a don Helenio Herrera, a don Miguel Muñoz o a don Alfredo Di Stéfano? Espero que sea para bien la llegada del señor Zidane al Bernabeu. Pero a ver si se impone otra vez el respeto al míster y no lo tutean lamentablemente cuando le pregunten por la vuelta a sus glorias de ese Real Madrid al que parece que lo ha mirado un tuerto.
Correo
Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico
