Con razón se utiliza el plural para la convocatoria a la que hoy estamos llamados los españoles e incluso los que, habiendo nacido en el solar patrio, no quieren serlo, cual los separatistas catalanes y los bilduetarras: elecciones generales. No es una sola elección, son dos. Depende de cómo y quién las mire. Hoy se celebran elecciones para designar diputados al Congreso. Ese es uno de los procesos electorales que se celebra hoy: el normal, el que viene siendo así periódicamente desde que Don Juan Carlos nos devolvió las libertades con la Ley de la Reforma Política y nos dimos libremente la Constitución de 1978. Pero hoy se celebra también un segundo proceso electoral, mucho más interesante, el que tiene en vilo a media nación, el que nos tiene metido en el cuerpo a muchos el canguelo, vulgo miedo, y el que nos hace pensar que no estamos en una Monarquía Parlamentaria, sino en una Monarquía Presidencialista. Hoy se celebran elecciones para echar a un okupa. Al famoso Okupa de la Moncloa. Al Tío del Falcon. Al que ha gobernado España en Modo Avión desde hace casi diez meses y se ha gastado en su demagogia para premueren en el poder lo que no hay en los escritos, dejando el déficit público sabe Dios por qué alturas estratosféricas en sus generosísimos "viernes sociales" de los consejos de ministros para repartir dinero a diestro y siniestro con que atraerse a cuantos más sectores de la sociedad, mejor, cueste lo que cuesta, como cantaba el himno de los carlistas, y el que venga atrás, que arree. Lo malo es como el que venga detrás y tenga que arrear esta economía cada vez más en crisis sea el propio Sánchez.
Hoy se acercarán a las urnas dos grandes grupos de españoles: los que van a elegir diputados de los suyos y los que van a echar a Sánchez como sea. ¡Con lo difícil que es desalojar a un okupa! Parte de la campaña electoral ha sido como aquellas protestas de Ada Colau a favor de los desahuciados y los okupas, para que los votos no echen a Sánchez de La Moncloa. Y el resto de la campaña ha sido para todo lo contrario: para anunciar que se pactaría con quien fuere para que esto no siga siendo así. Por aquello de donde las dan las toman, las elecciones de hoy tienen mucho de moción de censura contra Sánchez, para echar a Sánchez del sillón presidencial al que llegó encantado con el apoyo de todos los enemigos de España que querían echar a Rajoy. Sí, he dicho enemigos de España, ¿passsa algo? Ser amiguito de Sánchez, apoyarlo para que no se baje del Falcon y siga tirando el dinero público es una forma como otra cualquiera de ser enemigo de España y de ayudar a destruirla.
Pero desalojar a un okupa es bastante complicado. Años dicen los letrados que puede durar el proceso judicial si en tu casa se te metieron unos perroflautas greñudos y montaron una comuna. Más complicado todavía es encontrar precedentes en la Historia de España de un caso parecido al de hoy: unas elecciones en las que media España no piensa en elegir a los mejores, sino en echar al peor y más peligroso presidente del Gobierno que hemos conocido. Quizá habría que remontarse al "váyase, señor González". Ha habido presidentes agotados y con la luz de la reserva encendida, a los que convenía sustituir, pero nadie habló entonces de echarlos por las bravas, porque en su permanencia se jugaba nada menos que el ser y la esencia de España, y por descontado los logros de concordia de la Constitución de 1978. Echo a volar la imaginación y no encuentro en la Historia algo igual a lo de hoy más que en tiempos de la II República con Juan March. Lo de "o la República acaba con Juan March o Juan Marcha acaba con la República". Lo de hoy es parecido a lo de March y la República: o España acaba con Sánchez o Sánchez acaba con España. O como se corearía en un campo de fútbol a un nefasto entrenador acabado: "Sánchez, vete ya".
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