ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  15 de mayo de 2019
                               
 

El honor, su divisa

La Guardia Civil ha cumplido 175 años desde que la fundó el Duque de Ahumada y el aniversario me ha hecho pensar en la poca importancia que damos a nuestros símbolos nacionales y señas de identidad, nuestra Historia, nuestros héroes. El aniversario de la Guardia Civil me ha hecho pensar en Blas de Lezo y lo que suele decirse sobre su heroica figura: ¿se imaginan que "el Medio Hombre" que tuvo a raya a los ingleses en Cartagena de Indias hubiera sido norteamericano? ¿Cuántas películas se habrían rodado ya sobre ese héroe nacional, cómo seria de conocida su figura, divulgada por los medios de comunicación y en las escuelas? Aquí, con los héroes de Baler de "Los últimos de Filipinas" ya vieron qué ocurrió: que como existía una película anterior que los enaltecía en su valor (la de la emocionante habanera "Yo te diré" con letra de Enrique Llovet), se hizo una nueva versión políticamente correcta, a la moda del país, donde los resistentes que mandaba Vigil de Quiñones quedaban más bien como aquello que dijimos y España, pues despreciada, como se lleva en ciertos ambientes de nuestra Patria. Igual digo de la Guardia Civil: ¿se imaginan que una institución norteamericana dedicada al servicio a la nación desde hace 175 años hubiera celebrado la efemérides? ¿Cuántas películas se habrían hecho con las gestas más destacadas de su Historia, con la biografía de sus héroes? ¿Cuantas series en televisión sobre su realidad de hoy?

Aquí, en cambio, ya ven: algo tan español y tan nuestro, tan de todos, como la "Guardia Civil caminera" de los viejos romances celebra 175 años y todo queda reducido a una parada en Palacio. Que a mí, la verdad, me suena a camino del Rocío, no a digna celebración en honor de una de las instituciones de las que los españoles de bien nos sentimos más orgullosos. No qué pasa, qué enfermedad colectiva padecemos, pero aquí todo lo que suena a símbolo nacional es tachado de "facha". Los 175 años de la Guardia Civil se han conmemorado casi a cencerros tapados, cuando debería haber sido una celebración nacional de homenaje colectivo a sus hombros, a los que sirven ahora a España en la Benemérita y a los que la sirvieron, ejemplo de abnegación, disciplina, entrega, lealtad, de servicio a los demás. Sólo por la tranquilidad que te da ver llegar a una pareja de motoristas de la Guardia Civil de Tráfico cuando estás tirado en la carretera con una avería ya les debería España ese homenaje nacional, desaprovechado en esta fecha. "Guardadlo para mejor ocasión, hijos míos".

Por muchas vueltas que le doy, no encuentro una causa racional justificable de por qué la España radical de la izquierda perrofláutica y boliviariana odia tanto los símbolos nacionales. Entre los que no sólo figura la Guardia Civil, sino que en el mismo paquete entran la Bandera, la Marcha Real, la Monarquía Parlamentaria, la figura del Rey Nuestro Señor, las Fuerzas Armadas, los hechos gloriosos de nuestra Historia o la Constitución de 1978, que rechazan con un argumento de risa: "Es que yo entonces no había nacido y no la voté". Pero me parece que los enerva todavía más la Guardia Civil, a la que identifican no con el Reino de España, con la Constitución Española a la que sirven, sino con la derecha. Para muchos, la Guardia Civil "no es de los nuestros", por muchos servicios que rinda cada día a la colectividad, sin preguntar a nadie por su ideología. La Guardia Civil es de derechas y punto, dicen. Y lo explico. ¿Han escuchado el himno de la Guardia Civil, con música de Ildefonso Moreno Carrillo y letra de José Osuna Pineda, ambos del Colegio de Guardias Jóvenes? Ese himno, que nos emociona, vitorea en un rotundo y patriótico resumen inicial y final todo lo que muchos progres odian: "Viva España, viva el Rey,/ viva el orden y la Ley,/ viva honrada la Guardia Civil". ¿Pues saben lo que les digo, aunque me llamen facha? ¡Que viva la Guardia Civil!

 

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