ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  25 de mayo de 2019
                               
 

Sevilla está sucia

Aparte de la frutería Loli de Torreblanca que tanto preocupa al "rojo sevillano" González Rojas, en «El debate a 5 por Sevilla» que organizó ABC de Sevilla y vimos en directo a través de la cadena 7TV, lo que más en claro sacamos es lo mismito que piensa la gente en la calle: que Sevilla está muy sucia. Todos se lo decían a Espàdas, como si quien tuviera que coger la escoba fuese él. Convirtieron al candidato a repetir como alcalde en algo así como señor de la Limpieza. ¿No hay señoras de la limpieza? Pues por aquello de la igualdad de género, a Espadas me lo hicieron señor de la Limpieza, léase Lipasam.

Sevilla, en efecto, está sucia. Más que nunca. El centro y los barrios. Y ahí viene mi duda: ¿sucia o ensuciada, que no es lo mismo? La suciedad de Sevilla, ¿la originan los duendes de la muralla de la Macarena, acaso? No, somos los mismos sevillanos los que la ponemos así. ¿Que somos unos guarros? Hombre, tanto no diría yo, pero un poquito guarretes sí que somos. Tirando al suelo paquetes de patatas fritas, latas de refrescos o cáscaras de pipas no hay quien nos gane. Si Sevilla está sucia es porque los sevillanos, que tenemos nuestras casas como los chorros del oro, cuando estamos en la calle lo tiramos todo al suelo. Lo he descrito en los bares: estás en la barra, te has sonado los mocos con un clínex (con perdón) y buscas una papelera. Y el camarero, cuando ve que estás buscando donde tirar el papel arrugado y sucio, en lugar de señalarte la inexistente papelera, muy resuelto va y te dice:

-- No se preocupe, ¡tírelo usted al suelo!

Me cuentan de un viejo tabernero que cuando abría su bar por las mañanas, tras barrer, cogía de un flequillo varias servilletas de papel, las arrugaba y las tiraba el suelo junto a la barra. Cuando un parroquiano madrugador lo vio una mañana hacer la operación, le justificó:

-- Es que así los que entren ven que en este bar hay mucho movimiento y que servimos muy bien.

¿Y las papeleras? ¿Por cada cuántos habitantes tiene que haber una papelera, que seguro que la Unión Europea tiene una directiva que lo indica, porque la UE se mete en todo? Pues aquí esa cifra debe de estar muy por debajo de la media. Hay calles y barrios enteros donde es muy difícil encontrar una papelera. Y las que hallas, están asquerosamente rebosantes de basura hasta arriba, porque no las limpiaron y les pusieron otras bolsas negras nuevas. Los alcorques de los árboles suelen ser papeleras de fortuna, donde la gente tira de todo. Y los macetones de cortar la circulación o de embellecer con arbustos las calles, lo mismo: la gente tira ahí de todo. ¿Y los palcos? Los palcos de Semana Santa en la Plaza de San Francisco son la prueba del nueve de lo sucios que somos. A los palcos no van niñatos gamberros, ni grupos con lotes de la botellona, sino una Sevilla de clase media que heredó el palco de sus padres. Bueno, pues cuando los levantan el Lunes de Pascua, allí debajo hay de todo, parece aquello un vertedero de basura. Como cuando pasa la Feria y desmontan las casetas. Eso de que en Sevilla se mida el éxito de asistencia a los actos o a las fiestas por toneladas de basura recogida es ya una buena prueba de lo guarros que somos. Cada vez se fuma menos, ¿no? Bueno, pues cada vez hay más colillas por el suelo en las calles.

Cierto que Espadas ha llenado Sevilla de amarillas máquinas barredoras. Pero son las que menos barren del mundo. Yo creo que son como los moros de Queipo. Que Espadas tiene cinco máquinas barredoras amarillas por el centro dando vueltas con su pitito de aviso y su luz intermitente, para que nos creamos que Lipasam no deja colilla sin barrer y baldear, pero no barren. De todo lo cual deduzco que no es que Sevilla esté sucia: es que los sevillanos, que tenemos esa fama de limpios, la ensuciamos de un modo lamentable. De manera que la única solución quizá seria poner un barrendero detrás de cada sevillano, como el arenero del escobón que va detrás de los toros en el arrastre de las mulillas.

 

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