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ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  9 de junio de 2019
                               
 

Quitar coronas

Para que se note bien que es España una Monarquía Parlamentaria (¡tararí!), la Dirección General de Correos, que regenta un amiguete paniaguado de Sánchez, se ha gastado 250.000 euros en cambiar su escudo. Con un fin primordial: quitarle la corona real, con su Cruz, que remataba la cornetilla postal. Esa cruz ha sido sustituida por el signo "+" y la Corona, por dos emes entrelazadas. ¡Igualito que los ingleses con su "Royal Mail"! Aquí no sólo no es el Correo del Rey, sino que para complacer a separatistas y tricolores le quitamos la corona a su escudo, gastándonos un pastón en dejarlo aproximadamente igual, pero sin rastro monárquico o religioso alguno. La cosa no es nueva, esta aversión española no sólo por la Corona, sino por sus ritos y su Historia, que no es otra que la Historia de la nación. O sea, de la Patria. Sí, he dicho "Patria": ¿passssa algo? Ya ha tiempo a Iberia, que tenía un subtítulo tan hermoso como "Líneas Aéreas de España" y que era nuestra compañía de bandera, le quitaron también la corona real de su escudo. No quedó un solo avión paseando el símbolo de la constitucional Monarquía Parlamentaria de España y llevándolo por los aeropuertos del mundo en su cola. Y de milagro no le quitaron también, vergonzantemente, los colores rojo y gualda a sus colores corporativos.

En este caldo de cultivo, que los españoles se averguenzan de ser un Reino y tratan de ocultarlo, se explica lo sucedido en las lamentables visitas de los líderes políticos a Su Majestad en el Palacio de La Zarzuela, para las constitucionales consultas para la formación de Gobierno. Más que a ser consultados, muchos de los líderes que fueron a La Zarzuela parece que iban a pegarle la bronca al Rey, a faltarle el respeto y a incumplir las más elementales normas no ya de acatamiento de la Constituciìon Monárquica, sino de simple educación: de lo que en la escuela se llamaba antes Urbanidad. Muchos acudieron sin corbata, de trapillo, mientras que Baldovì, de Compromís, que según mis noticias no estuvo en el Colegio Los Rosales ni fue su compañero de clase, se atrevió a hablarle de tú a Don Felipe VI. Y de saludar al Rey como hay que hacerlo, pues ninguno. ¿Por qué aquí, como en el Reino Unido de la Gran Bretaña cuando alguien va a cumplimentar a Isabel II un edecán de la Corte no indica lo que protocolariamente se debe hacer y cómo debe comportarse? Miren ustedes, señores consultados por Su Majestad: si va uno a saludar al Rey, que le espera, cuando se está ante él se detiene uno, se cuadra, se da un taconazo y se inclina la cabeza en señal de respeto. Y después, si él tiende la mano, se le estrecha. Esto así no lo hizo un solo político. Solamente Santiago Abascal el de Vox, el partido apestado y apartado en el lazareto de la democracia, y un poco menos Casado, hicieron, al menos, la debida inclinación de cabeza ante Su Majestad.

Y dejo para el final lo de la señora Laura Borrás, separatista catalana que no sólo no saludó a Su Majestad como es debido sino que le soltó de buenas a primeras: "Los catalanes no tenemos Rey". ¿Qué catalanes, rica? ¿Los separatistas como tú, o el cincuenta por ciento que está encantado con pertenecer el Reino de España y quiere seguir estándolo? Y si los catalanes no tenéis Rey, ¿qué pintabas en La Zarzuela con Don Felipe VI, encanto? ¿Justificar el sueldo y cobrar dieta y kilometraje? La verdad que muchos políticos no sé si fueron a La Zarzuela llamados a consulta por el Rey o a insultarlo y faltarle el respeto. Viendo esta empanada republicano-separatista de las consultas, la amiga que me llamó tras la pasada "convidá a Patria y a Monarquía" de los Ejércitos en su Día de las Fuerzas Armadas, me dijo: "Supongo que hoy has vuelto a tener envidia de los ingleses". Sí, venerable amiga, mucha envidia.

 

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