ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  6 de julio de 2019
                               
 

100 velas para Asunción Milá

Hubo un momento en la historia de la TV y de la Prensa en que la barcelonesa de Sevilla doña María Asunción Milá Sagnier, señora, y qué señora, de Salinas, quedara ante incluso nuestra propia ciudad como "la tía de Mercedes Milá, la que sale con tantas arrugas en la cara haciendo entrevistas en la tele, y de Lorenzo Milá, el que informa en los telediarioss desde Estados Unidos". Tales peligros quedaron inmediatamente alejados ante quienes hace tanto tiempo conocen la inquietud por todo lo humano y lo divino de la hija del Conde de Montseny, la que recién terminada la guerra, se casó en Barcelona con el sevillano Manuel Salinas el 2 de julio de 1939. Asunción Milá de Salinas es la gran matriarca ejemplar de una familia de doce hijos, doce, todos varones, de los que usted seguro que conoce al menos a dos: a Álvaro, el que fue presidente del Real Pineda, y Manolo, el pintor, académico de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría.

Yo iba a encender 100 velas en honor de los años que acaba de cumplir Asunción Milá. 100 velas de la Cerería del Salvador. Pero prefiero hacerle otro regalo de cumplesiglos, más sevillano: poner simbólicamente 100 blancas velas de lona, como las antiguas de los barcos que dieron nombre a nuestros entoldados, en el patio de su casa de Guzmán el Bueno, frente a la iglesia de Santa Cruz. 100 velas en el patio de la Casa Salinas que son hoy para mí 100 velas en el patio de la casa de doña Asunciòn Milá, la barcelonesa que tantos años lleva en Sevilla y que fue siempre para muchos de nosotros todo un ejemplo en la defensa de la vida y de las libertades. Doña Asunción Milá tiene la cabeza mucho mejor que usted y que yo. Asunciòn Milá fue durante muchos años el alma viva en Sevilla y en Andalucía de Amnistía Internacional. Fundó también aquí la Asociación Española Contra la Pena de Muerte. Esa humanitaria preocupación le vino por la conmoción que le produjo la aplicación de la pena capital a Puig Antich. Pero, sin abandonar ni uno solo de sus valones cristianos y de sus principios, se fue distanciando cada vez más de Amnistía Internacional cuando vio que defendían el aborto. Y lo explicó con palabras de pura lógica cristiana: "Nunca he entendido que haya gente que esté en contra de la pena de muerte y a favor del aborto, como tampoco a aquellos que están en contra del aborto y a favor de la pena de muerte, que también los he encontrado, y muchos desgraciadamente".

Conocí a doña Asunciòn Milá en plena dictadura, en unión de don Ramón Carande, cuando cuatro gatos demócratas, en pleno estado de excepción, fuimos al Palacio Arzobispal para pedir a Bueno Monreal que intercediese ante las autoridades de su querido y cercano Régimen de Franco (¿verdad, Carmelita Saborido?) para que cesara la represión contra los que habían cometido el horrendo delito de pedir la libertad y la democracia. Cómo sería el clima de aquellos días, cuál no seria el valor civil de Asunciòn Milá, que pedimos a Bueno Monreal nos acompañara hasta la salida para que no fuéramos detenidos por la Policía Social que tenía tomada la Plaza de la Virgen de los Reyes.

De otra manera le hubiera ido a la derecha sevillana si hubiese habido muchas Mercedes Milás preocupadas de esta forma y con esta valentía, y dedicadas en cuerpo y alma a la defensa de las libertades y de la vida. Yo creo que los 100 años de vida que ha cumplido son el regalo que le ha hecho Dios por su constante, tenaz, incansable lucha contra la pena de muerte, hasta que consiguió que el Papa Francisco cambiara el Catecismo para condenarla. Yo ahora, en honor de doña Asunciòn Milá Segnier de Salinas, en vez de pedirle que sople para apagar las velas de cera de sus 100 años , descorro las sevillanísimas velas de lona que he puesto simbólicamamente en el patio de yeserías mudéjares de su Casa Salinas, frente a su Dios de Santa Cruz, donde crió a sus doce hijos, para que se oigan los vencejos y entre el aire que nunca faltó allí, en aquella casa de aquella gran señora: el aire de la libertad.

María Asunción Milá: «Antes era absolutamente contraria a la prisión permanente, pero he cambiado»

Esta barcelonesa afincada en Sevilla cree que «nunca jamás se merecerían la pena de muerte, porque un Estado que mata es un Estado que enseña a matar»

 

 

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