ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  11 de enero de 2020
                               
 

Más perros que niños

No he visto hasta ahora comentada en toda su crudeza la muy documentada e interesantísima información de Javier Macías del otro día en ABC: en Sevilla hay un 20 por ciento más de perros que de niños. Tal como suena. Mucho hablar de la España vaciada, pero ¿y las ciudades como Sevilla vaciadas de niños? Los datos que facilitaba Macías cantan por sí solos una triste realidad: mientras que el Registro Andaluz de Identificación Animal tiene inscritas a casi 152.000 mascotas, entre perros, gatos, hurones y otro bichos raros que la gente tiene en casa, como reptiles en sus terrarios, ¡lagarto, lagarto!, según el último dato del Instituto Nacional de Estadística en Sevilla capital viven 103.503 niños menores de 14 años. La Sevilla vacía de niños. Y para mí que la proporción tiene que ser mucho mayor que ese 20 por ciento a favor de las mascotas, que tanto acompañan, dígase a favor de los perrunos y de mis queridos gatunos. No todos los perros están inscritos en el Registro Andaluz de Identificación Animal en el que los apuntan cuando el veterinario les pone el chip de identificación y les abre su pasaporte canino, con sus sellos y vacunas. ¿A que no sabía usted que hay un pasaporte perruno? Como el de los humanos, pero sin tapas color violeta. Sólo una cubierta de cartulina donde pone arriba, con el escudo nacional, algo muy perrunamente patriótico: "Reino de España". Y luego: "Comunidad Autónoma de Andalucía, Cartilla sanitaria para perros y gatos".

Quiero subrayar que esas 152.000 mascotas animales que superan a los niños son las que han pasado por la burocracia de la Junta que todo lo controla y tienen su, digamos, DNI perruno. Pero segurísimo que hay muchos más perros "sin papeles". Y nada digo de los gatos, la especie animal de mascotas a la que menos llevan al veterinario. Y, si lo dudan, entren en una de las siete mil consultas veterinarias que hay en Sevilla y miren cuántos perros y cuantos gatos están a la espera de consulta. Los que sí han casi desaparecido afortunadamente son los perros callejeros, las pandillas de chuchos abandonados a su suerte buscándose la vida entre los contenedores de basura y expuestos a que los mate un coche.

¿Signo de civilización y resultado del control de natalidad, esto de que en Sevilla haya más perros que niños? Signo de los tiempos. No hay más que tener en cuenta qué se entiende por familia numerosa. Antes eran numerosas, a efectos de la ley y de ciertos beneficios, las familias con más de cuatro hijos. Ahora creo yo que una familia con dos niños ya es numerosa, o cosa así. Y sé por qué en Sevilla hay ya más perros que niños: por la barra libre de aborto. Como una persona que milita en Pro Vida me hacía considerar el otro día, cada vez vemos a menos niños con Síndrome de Down por la calle. Y no es porque no los saquen de las casas, como antigumente a lo que llamaban a los pobres "niños tontitos". Es porque con las actuales leyes del aborto, no dejan nacer en muchísimos casos a los que vienen con Síndrome de Down. Como esas esquelas mortuorias del Día de los Santos Inocentes que pone con valentía la Hermandad del Santo Entierro, diría que los asesinan. No he comprendido nunca cómo los mismos que están en contra de la pena de muerte defiendan el aborto. Toda vida es sagrada, desde sus comienzos. Y contra este principio se está tramando toda una maraña legal que nos lleva a estas contradicciones de más perros que niños en Sevilla. Y a peor que puede ir la defensa de la vida, como una noticia terrible de ayer: el nuevo derrochón Gobierno socialcomunista de las 4 vicepresidencias, 4, cambiará la ley para que las adolescentes de 16 años puedan abortar...¡sin siquiera permiso paterno! Y que en España, en 2018, hubo 95.917 casos de "interrupción voluntaria del embarazo". En la sociedad de la píldora del día después vendida sin receta, el aborto como método anticonceptivo. Yo sé por qué en Sevilla hay ya más perros que niños: porque las perras no abortan. ¡Y son tan lindos esos cachorritos de sus camadas que colocamos entre los amigos, verdad, Rocío de la Cámara!

 

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