ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  6 de febrero de 2020
                               
 

¿Altadis desvalijado?

Una de las grandes especialidades de Sevilla es cerrar aquello que funciona perfectamente, sin que se tenga idea de qué se va a hacer luego, y derribarlo, sin que haya proyecto de futuro, sin ná de ná. No ni ná... Si quieren, les doy dos ejemplos, de la muy necesitada Sanidad ambos: el Equipo Quirúrgico del Prado, que funcionaba perfectamente, que descongestionaba las urgencias de los grandes hospitales y despachaba la cirugía menor, y hasta tenía camas de hospitalización para los casos graves. ¿Y que pasó? Pues que primero sufrió un más que sospechoso incendio y luego le echaron el cierre, sin nada que lo sustituyera. E inmediatamente lo derribaron, no se fueran a arrepentir. Y cuenta las malas lenguas (sin que servidor haya podido confirmarlo), que lo mejorcito de los quirófanos y del aparataje médico fue enviado como ayuda humanitaria (y política) a Cuba. Proyectaron hacer un centro de salud, pero nada. Lo más que hicieron fue, hace unos meses, un cerramiento presssssioso para el abandonado solar en que había quedado aquello y donde crecía el sevillanísimo jaramago. ¿Quién ha dicho que la flor de Sevilla sea el azahar? ¡Es el jaramago, de tanto abandono y de tanta desidia! El jaramago de las cubiertas de los conventos en riesgo de ruina y hundimiento, por ejemplo.

O los jaramagos del Hospital Militar, que es el segundo ejemplo que quiero citar y del que ya escribí. Cerrado y abandonado cuando estaba perfectamente en funcionamiento y era todo un ejemplo: "Como un hotel de cinco estrellas", dicen los que ahora lo añoran. Y nadie de la actual Junta hasta ahora ha pedido responsabilidades, ni políticas, ni administrativas, ni penales, por el abandono del Hospital y concretamente por María Jesús Montero cuando le fue cedido por el Ministerio de Defensa.

Evoco estos dos casos por un tercero, muy de actualidad estos días: Altadis. O sea, la Fábrica de Tabacos. Es curioso esto de los nombres populares en Sevilla. Lo que desde "Carmen" fue la Fábrica de Tabacos, tras la fusión de Tabacalera S.A. con una sociedad francesa, pasó a llamarse oficialmente Altadis. Y Sevilla, desmemoriada, se olvidó en dos minutos de "Carmen", de las cigarreras, del cuadro de Gonzalo Bilbao y hasta del Pali, del "ya no pasan cigarreras/por la calle San Fernando", y pasó a llamar Altadis a la Fábrica de Tabacos de toda la vida, la que desde ayer por la mañana como quien dice está en Los Remedios, en magnífico sitio, "a la orillita del Guadalquivir" como en el "Romance de la Reina Mercedes" de Rafael de León.

Altadis cerró su fábrica de Cádiz, donde hacían los puros Farias, y la de Sevilla. Esto fue en 2007. Es decir, hace ya trece años. Desde entonces, tiras y aflojas entre la empresa tabaquera aún dueña del privilegiado edificio cerrado y abandonado y el Ayuntamiento; dictámenes de la incomprensible Comisión del Patrimonio sobre lo que debía conservarse; tentadoras ofertas para hacer más pisos en Los Remedios; proyectos de convenios. Pero, qué cosa más rara: nadie ha hablado de hacer un hotel, ahora que todo el mundo está levantando un hotel, en lo que llaman Altadis y que siempre fue la Fábrica de Tabacos. (Y en lo de los nombres, mira que es caprichosa Sevilla... Casi todos, por no decir todos, los hospitales y clínicas tienen nombres religiosos, que prevalecen sobre los de la institución pública o privada a la que pertenecen: el Virgen del Rocío, el Macarena, el Valme, el Sagrado Corazón, el Esperanza de Triana, Santa Isabel, San Agustín, la Clínica de Fátima... Bueno, pues al que lleva, además, el nombre de una santa sevillanísima, de una institución queridísima, como el Hospital Santa Angela de la Cruz, de Bellavista, la gente lo llama Viamed...)

Pero volvamos a lo que llamaron un día Altadis y Altadis se le quedó. Cerrado y abandonado desde 2007, excepto por la Hermandad de las Cigarreras, que tiene allí su capilla, me temo lo peor de cómo esté. Que cuando lo abra el Ayuntamiento, que ha firmado ya por fin un convenio con Altadis sobre el futuro de ese enclave privilegiado, esté todo tan desvalijado y vandalizado como el Hospital Militar. Y en este caso no creo que haya sido para mandar máquinas de tabaco a Cuba, porque eso sería como llevar bacalao a Escocia, tortas de aceite a Castilleja o tocinos de cielo a Aracena.

 

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