ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  11 de febrero de 2020
                               
 

Las calles traseras

Considerada intocable por esa misma Comisión del Patrimonio que autoriza el derribo de cualquier edificio regionalista y consintió que pusieran en la calle Santander un edificio como un secadero de tabaco junto a la Torre de la Plata, en la Avenida de la Constitución ya tenemos en marcha el hotel de la feísima fachada de la antigua FNAC y anterior Banco Urquijo. Por cierto, qué raro: ayer no anunciaron el proyecto de ningún nuevo hotel. Aquí en cuanto te descuidas, ¡zas!, te hacen un hotel donde menos lo piensas. Porque nadie le ha echado el ojo, pero ¡qué buen hotel se hacia en el Ayuntamiento! Porque nadie ha venido con el taco, que dicen Los Morancos, y lo ha propuesto. Capaces son, ahora que han anunciado que todos los servicios administrativos municipales pasarán al Prado, a los antiguos Juzgados y Audiencia, cuando la Ciudad de la Justicia se vaya a Palmas Altas, junto a Lagoh; total, como aquello está tan descongestionado y se encuentra tan fácilmente aparcamiento... (¿No quiso Bueno Monreal hacer un parador nacional de turismo en el Palacio Arzobispal, pero Rafael Manzano lo paró?).

A propósito de la declaración poco menos que como BIC de la fea fachada de la antigua FNAC en la Avenida, un lector que sabe tela de Arquitectura me cuenta lo que pudo haber sido y no fue (Machín dixit) en ese horror de mamotreto que ahora tendremos como hotel en la Avenida: "Quería informarte sobre la fachada de FNAC; en tus apreciaciones no puedo estar más de acuerdo y tengo presente aún los cascarones de huevos rellenos de pintura que lanzaron cuando su inauguración por el Banco Urquijo. Ese crimen de fealdad entre las fealdades tiene una contrapartida. Don Antonio Delgado Roig siempre fue el arquitecto de los Urquijo y más concretamente del Banco en Sevilla. Todas las reformas pasaban por su lápiz y del de su compañero Alberto Balbontín, dúo profesional envidiable. Llegado el momento de hacer una obra de nueva planta en la Avenida en los solares que el Urquijo adquirió, habían terminado la carrera de Arquitectura dos hermanos que o eran Urquijo o parientes de ellos, y lógicamente fueron los encargados del proyecto. Pero la dirección del Banco no quiso apartar definitivamente a Delgado Roig de la obra y le ofreció que proyectara y diseñara la fachada posterior que da a la calle Fernández y González. Con la humildad que le caracterizaba, aceptó sin rechistar y así se hizo. La fachada posterior no tiene ninguna perspectiva por la estrechez de la calle, pero es del inconfundible estilo de Delgado Roig, el mismo de la Basílica del Gran Poder, regionalista adaptado a su propia personalidad, armoniosa, elegante, sevillana. Nunca se habla de esta fachada y sería bueno el hacer girar el Banco por un imaginario eje y poner lo de detrás delante y lo "otro" (evito llamarle fachada) ponerlo donde menos se vea. Todo lo anterior es tradición oral y directa contada por el propio Delgado Roig, al que sé admiraba usted como persona y arquitecto. Y cuento para su información y la de sus lectores esta anécdota de la historia local."

Ay, las calles traseras. No me había fijado yo, la verdad, en esa fachada trasera del antiguo Banco Urquijo por Fernández y González. Y todo porque en Sevilla hay calles traseras en pleno centro que son todo lo contrario que las de los pasos de palios. Si no hay nada más concurrido y vivo que la trasera de un palio, una calle trasera del centro está siempre como muerta, ausente de la vida de Sevilla. La misma Fernández y González, en los días de las Pascuas, cuando por la Avenida no se puede andar de llena que está de noveleros con las iluminaciones navideñas, está desierta. Y quien dice Fernández y González con respecto a este tramo de la Avenida dice Tomás de Ibarra sobre el que está detrás de Correos. O Alvarez Quintero con respecto a Francos. O Chicarreros con respecto a Entrecárceles. O Rivero con respecto a Sierpes o a la Cerrajería. O Méndez Núñez con respecto a Tetuán. Calles utilísimas en Semana Santa, que no frecuentan las bullas y por las que se avanza sin apretujones. Calles como de una ciudad antigua. Calles por las que no pasan los grupos de turistas ni hay veladores de paella prefabricada y tiendas de recuerdos de Sevilla. Y si, encima, como Fernández y González, tiene una maravillosa fachada de Delgado Roig, pues ni te cuento.

 

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