ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  21 de febrero de 2020
                               
 

Un trozo de América en Sevilla

Les confieso que hasta ahora no se me había ocurrido ir a hacer el cateto a Lagoh. Pero hay una nueva Sevilla que tenemos la obligación de conocer. Los sevillanos, a este respecto, nos movemos siempre entre las novelerías y el horror a lo nuevo. No es sólo el "horror vacui" del Barroco: existe también el "horror novarum" a lo que va surgiendo. Sevilla, como se ha dicho y repetido, se caracteriza porque las cosas se dan por parejas, como los nazarenos en los tramos de cirios o las hermanas de la Cruz. Y en esto de los nuevos grandes centros comerciales (que dicen que están acabando con el centro tradicional e incluso con el nuevo centro de Nervión), también se cumple esa hispalense condición. Tenemos un gran centro comercial de nueva planta y concepción al Norte, junto a la Torre Pelli (me niego a llamarla Torre Sevilla), y otro al Sur, casi debajo del Puente del Centenario y mucho más al lado de Heliópolis de lo que creemos: Lagoh. Donde, como les comento, me estrené el otro día. Yo no sabía no solamente dónde estaba Lagoh, sino por dónde se iba. Tiré por Los Bermejales adelamte, pero me tuve que hartar de rodear glorietas hasta llegar a un centro que parecía al alcance de la mano, pero que era complicadísimo de carreteras de acceso. Cuando luego, a la vuelta, comprobé que está prácticamente junto a Heliópolis y a la ciudad deportiva del Betis.

¿Què cómo es Lagoh? Pues piensen en Los Arcos y lo multiplican por veinte. O piensen en el Cortinglés de Sevilla Este y lo multiplican por cincuenta. O en Alcampo y lo multiplican por lo que quieran, que ya he perdido la cuenta. De lo que no la he perdido es del nuevo aire del centro, que no parece de aquí, sino de por ahí. Lagoh me pareció un trozo de América en Sevilla: un "mall" de los Estados Unidos al lado de Heliópolis. Ese concepto tiene: las grandes calles interiores donde se abren sus zonas de tiendas de moda, de restauración o de ocio. Te sientas a tomarte un pollo frito y te crees que estás en un "mall" de Los Ángeles. Pero no Los Ángeles de la Puerta del Arenal, la confitería, sino Los Ángeles de California. Hasta las carreteras que te llevan a Lagoh, que son las que van a Palmas Altas de Abengoa de toda la vida, te parecen autopistas americanas. Pero, ay, tate, con su toque de aquí. Yo no sé si por casualidad o intencionadamente, a Lagoh lo han sevillanizado poniendo para mayores y pequeñiitos (como decía Pepe Iglesias "El Zorro") una zona de Calle de Infierno. Sí, tal como suena. Donde te pueden montar en los cacharritos y subirte en las calesitas. Menos las calesitas de León en la plaza del Tardón, allí tienes una espacie de parque de atracciones como primo lejano de Isla Mágica.

Todo es inmenso, descomunal. Te aterra un poco tanta distancia interior y tanta flecha indicándote sitios que no sabes ni lo que hay allí. Entras al baño y para llegar donde Caballeros o Señoras de momento tienes que recorrer un pasillo de 500 metros, sin exagerarles. Y si quieren que exagere a la sevillana, pues pongamos 800 metros.

¿Y el aparcamiento? Perderse en la selva amazónica es dificilísimo al lado de los aparcamientos subterráneos, como no apuntes dónde has dejado el coche. Maravillosos por cierto, con sus luces verdes de sitios libres. Hay 2.860 plazas en subterráneo y 610 en superficie. Bueno, pues todas se llenan los fines de semana, que tienen que poner el cartel de "campleto", algo tan sevillano y taurino como "No hay plazas de aparcamiento para el festejo de hoy". Vienes desde San Juan por la avenida de San Juan Pablo II y ya un letrero te avisa de que no te molestes en ir a Lagoh, que está todo completo, hasta la corcha. Con otros que, como servidor, han ido a hacer el cateto, que esto sí que es sevillano: hacer el cateto ante lo nuevo. Tan grande es aquello que no da tiempo a verlo todo en las dos o tres horas que le echas. Prometo volver. Donde no pienso subir es a la Torre Pelli. Pero en esta nueva Sevilla de Lagoh te haces la ilusión de que estás es un "mall" de los Estados Unidos sin alejarte apenas dos kilómetros de Heliópolis. Y te puedes subir en todos los cacharritos o echar la tarde ¡sin gastarte un duro!

 

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