ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  1 de junio  de 2020
                               
 

La Isla se queda sola

No porque uno sea de allí, pero el barrio del Arenal es una perfecta síntesis de Sevilla; con razón tiene todo lo que tiene de monumental, de institucional, de tradicional. De la grandeza de la Plaza de los Toros a la intimidad de la capillita de la Pura y Limpia del Postigo, que casi es lo que en Sevilla se llamaba "una accesoria". Y tiene El Arenal la dualidad consustancial con la oposición de contrarios de la barroca Sevilla. Por no citar El Baratillo y La Carretería, dos caras de la misma moneda con túnica azul, o la Hermandad de la Santa Caridad y la Real Maestranza de Caballería, podríamos añadir decenas de dualidades sevillanas sin salir del Arenal. Por tener, hasta tenía dos Islas. Sí, dos establecimientos de hostelería así llamados. Por un lado, en la esquina de García de Vinuesa con Cristóbal de Castillejo, la sevillanísima freiduría La Isla, la primera que se orientó para el turismo y puso en un cartelón la palabra "pavía" en inglés. Frente a Casa Morales, en tiempos de don Leocadio y don Eduardo, antes que Reyes Morales le pusiera cocina a la clásica taberna valdepeñera, la freiduría de La Isla era como la proveedora de pescado frito de Morales, para llevarse el papelón frente y tomárselo con el tinto más clásico del orbe. Por no hablar de las almendras tostadas o las papas fritas que venden directamente para la calle, desde una ventana-mostrador que da a la calle de la Mar.

Y luego estaba la otra Isla, el restaurante La Isla, en el comienzo de Arfe, casi junto al Arco del Postigo y la calentería de Juana Goiguru y Santitos. Restaurante que abrió en 1946 y fue evolucionando, desde ser casi una modesta casa de comidas a convertirse en un templo del buen comer y las exquisiteces de la mar, como sus bogavantes en puntas o sus cigalas de tronco únicas; o esos meros como de concurso que colgaban de un gancho en el escaparate-nevera que podía admirarse desde la calle. La Isla pasó por varias manos, y cada vez la fueron refinando más. De toda su historia, me quedo con la etapa en la que tenía la larga barra de taburetes donde comían muchos señores del barrio los domingos y el día que libraba la tata, y donde servían algo tan sencillo y maravilloso como unas clásicas papas con carne, con más carne que papas. Luego estuvo en manos Antonio Nogueira y José Albariño, dos muy trabajadores gallegos que se acabaron quedando con el negocio en 1992 y engrandecieron cada vez más. La Isla llegó a ser como una sucursal del turismo de lujo del Hotel Alfonso XIII. Preguntaban en la conserjería del Alfonso XIII dónde comer buen pescado y cocina sevillana y mandaban a todo el mundo a La Isla.

Que en un tiempo creyó la gente que era de Lopera el del Betis, razón por la que hasta dejaron de ir muchos sevillistas. Finalmente, se quedó con La Isla el hijo de Antonio Guerrero, el dueño de Mariscos Emilio. Emilio Guerrero reformó y refinó todavía más La Isla, sin dejar de servir su maravilloso molde de arroz de los viejos tiempos. Dentro o fuera, en la larga acera de veladores pegados a la fachada del antiguo Mercado del Postigo, donde olía a buenos habanos cuando pasabas las tardes de toros camino de la plaza y aquello estaba lleno de grandes aficionados, muchos de fuera, que habían ido a comer a La Isla antes de la corrida.

La Isla, cerrada en el Estado de Alarma, ya no abrirá más. No por el Covid, sino por asunto de desacuerdo en la renta con la propiedad del local. Ya no habrá dos Islas en El Arenal: la freiduría de García de Vinuesa y el maravilloso restaurante del Postigo. Como en "La Lola se va a los Puertos" de Manuel Machado, La Isla, la freiduría de García de Vinuesa, se queda sola. Esto es un trágico dominó de cierre de negocios que veremos dónde termina. Ya no abrirán más Enrique Becerra, ni Casa Eme, ni el bar de Benjamín Martín. Y de las tiendas de recuerdos de Sevilla, ni les hablo. Al comentar el cierre de la clásica heladería de la calle Zaragoza, decíamos: "A lo mejor, igual que «La Florentina» nos encontramos que ya no abren más muchos otros negocios". Ea, pues ya empieza aquel mal presagio y el goteo. ¿Quién me iba a mí a decir hace cuatro meses que iba a tener que escribir tantos gorigoris por establecimientos clásicos de Sevilla? Ay...

SOBRE EL CIERRE DE NEGOCIOS A CAUSA DE LA CRISIS, EN EL RECUADRO: "LO QUE YA NO ABRIRÁ"

Correo Correo Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico

         

 

 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio