ANTONIO BURGOS | ANTOLOGIA DEL RECUADRO


ABC de Sevilla,  17 de agosto  de 2020
                               
 

El tigre de Félix Moreno

Publicado el 12 de enero de 1980

 

"Llegaba Félix Moreno de la Cova todas las tardes a la tertulia del Aero y dejaba  boquiabierto al personal con sus citas estadísticas: ¿Cuántas millas hay desde Kansas City a Chicago"

 

Ya les conté una vez que me asusta esa Ibé Eme que Félix Moreno de la Cova tiene en su ordenada cabeza de soriano, por detrás de la sonrisa mefistofélica con ecos de Kansas City. Ya les dije cómo un día, en el consulado americano, nos contó al embajador Todman, Alejandro Rojas Marcos y al guardia que suscribe cuántos quintales métricos de trigo daba cada hectárea de secano en Segovia en 1933, y con cuántas máquinas-hombre-día podía hacerse rentable una cosita de ciento cincuenta hectáreas en la Vega de Carmona. De circo. Esos recitados del anuario estadístico que hace Félix Moreno de la Cova los ponen en el Circo Krone y montan el número:

 

—Es que se lo está inventando, chiquillo, en ese mismo momento, y como los demás no sabemos nada de los quintales métricos de Segovia, pues se queda con el patio...

 

Eso era lo que yo me creía en el fondo, como nos creíamos todos. Pero el otro día me contaron que no, que es una rara habilidad de los Moreno, que la tenía el padre de Félix y que la debía tener el abuelo de Félix. Yo lo justificaba, porque me cae bien, diciendo que realmente había que tener ingenio para camelear tan bien cameleado, con tanta propiedad. Y me contaban luego que igual que a mí le pasó a medio Aero, cuando el Aero era el Aero, ustedes me entienden.

 

Así que llegaba Félix Moreno de la Cova todas las tardes a la tertulia del Aero y dejaba lo que se dice boquiabierto al personal con sus citas estadísticas:

 

— ¿Félix, cuántas millas hay desde Kansas City a Chicago?

 

Y Félix siempre tenía una repregunta para dejar sentado:

 

— ¿Por tren o por carretera? Porque mira, por carretera hay exactamente...

 

Se lo sabía todo. El Espasa en la cabeza, el Larús entre ceja y ceja, el Censo del Catastro detrás de los cristales de las gafas con cara de niño malo y empollón que mete las moscas en el tintero, pero que sabe recitar mejor que nadie la lista de Reyes Godos.

 

Hasta que un día, dramáticas viejas bromas de casino sevillano, intentaron quedarse con Félix en el Aero:

 

— Mira, cuando hoy Félix intente pegarse el pegote le vamos a preguntar que cuánto vale un tigre, verás cómo lo cogemos en el renuncio…

 

Y llegó Félix, y se animó la tertulia, y nuestro hombre habló de hectáreas y de cosechas, de millas y de vacuno retinto, hasta que algún zumbón supo meter el tema como lo más natural del mundo:

 

—Por cierto, Félix, ¿tú sabes cuánto vale un tigre?

 

Y este Félix que siempre deja planchado:

 

—Pues, mira, eso depende; depende de que el tigre sea joven o viejo, porque los jóvenes cuestan más. Y depende de que sean tigres de Bengala o tigres de la India. Precisamente ahí en la biblioteca he leído un artículo en una revista con los precios. En dólares, un tigre de Bengala joven cuesta exactamente...

 

Siguió la sorna, todos muy serios, viejas bromas de casino, esperando que se fuera Félix. Acudieron luego a la mesa de la biblioteca del Aero, y allí estaba la revista. La revista con el artículo sobre el precio de los tigres que nadie en toda Sevilla, excepto Félix, había leído. Soria pura.

 

  

Correo Correo Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico

         

 

 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio