ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 12 de mrrzo  de 2021
                               
 

Exponga algo, hombre

Cuando en los telediarios escuchamos las noticias sobre las restricciones perimetrales en Semana Santa, aquí en Sevilla, nada más oír juntas esas dos palabras tan sentimentales para nosotros, pensamos en cofradías, en pasos, en nazarenos, en penitentes, en marchas de repeluco. Y no se están refiriendo a eso. Dicen "Semana Santa", pero se refieren a las "vacaciones". Al solsticio, vamos, como dijo aquel concejal que estaba en el Ayuntamiento y en las mariscadas, cuando se refería a la Navidad.

Aquí cuando hablamos de Semana Santa nos referimos a los gozos que perdimos por segunda primavera consecutiva. Por ahí se resiste la gente a quedarse en su casa, sin marchar a su segunda residencia de la Manga del Mar Menor o de Benidorm, pero aquí nuestra resistencia es distinta. Aquí se resiste la gente a que no haya cofradías en la calle, a no poder salir de nazareno en la suya acompañando a su Cristo o a su Virgen. No resistimos a una Semana Santa "sin", sin nada de lo que entendemos por los días del gozo de la primera luna llena de la primavera. Y de ahí que se estén inventando tantos sucedáneos. El deseo verdadero de todo sevillano es que su cofradía monte los pasos como si se fuera a salir, aunque luego se queden dentro. Vamos, como cuando llueve y dicen que por Huelva viene un tormentón que va a ser peor todavía que el que está cayendo cuando la junta de oficiales se reúne en urgente cabildo de salida. Y ya que en muchas hermandades no se van a montar los pasos, hagamos exposiciones para quitarnos el "mono" de Semana Santa. ¿Dónde no hay una exposición relacionada con la Semana Santa? Exposiciones de todo en todos sitios. Hasta en el mismo Ayuntamiento hay un Cristo, me imagino que no bendecido todavía, ante el que algunos dicen el clásico "esto está presssssioso", pero que a otros nos produce sorpresa y rechazo.

Son las modas de Sevilla. Nuestra ciudad es como el juego de naipes de las siete y media: o se pasa o no llega. Y yo creo que con tantas exposiciones cofradieras para los días de Semana Santa se está pasando. No se puede confundir lo "cultual", de culto, con lo "cultural", de cultura. Tanta exposición sacra me suena a museo de la Semana Santa de Valladolid, donde consideran a las devotas imágenes meras obras de arte. Y como aquí mandan las modas y los excesos, yo le animo, lector, a que no sea usted menos, y monte también algo en su casa. Le doy unas ideas: ponga en el salón las túnicas de todos los miembros de la familia, como el maniquí vestido de nazareno que había en el vestíbulo de una tienda de la calle Córdoba, frente al incienso. O coloque en la salita, junto al televisor, la colección de estampitas que sus hijos han ido recogiendo todos estos años cuando le pedían cera a los nazarenos. De menos se han hecho muchas descabelladas exposiciones. Ante las que, lo que es más lamentable, la gente está encantada. Verá cómo se va a poner la calle en Semana Santa. Y los bares. Y verá la de contagios que va a haber luego. Prefiero que hablen de Semana Santa como por ahí: de periodo de vacaciones.

 

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