Ni el freno y marcha atrás a que se ha visto obligado el alcalde Espadas con su amalagueñada Feria del Centro, de la que no quedan más que las bombillas; ni la temporada de toros más rara de la historia de la plaza de Sevilla; ni la otra pandemia, la económica, contra la que veremos a ver los millones de la Unión Europea que tirará Sánchez a peluz y no a las empresas perjudicadas. Veremos si esto no se convierte en otro Plan E como aquel famoso de las rotondas y las glorietas para nada. No se ha habla de otra cosa que de las vacunas. En lo que somos, la verdad, un poco borregos. Al Gobierno le interesa que se hable de las vacunas para apuntarse el tanto de sus más que beneficiosos efectos sobre la pandemia, pues parece a veces que el que pone las inyecciones es el propio Sánchez en persona. Que encima no nos manda a Andalucía los viales que por población nos corresponderían, como me imagino que tampoco se los envía a Madrid y a las autonomías no regidas por el PSOE.
Vayas por donde vayas, a poco que pegues la oreja, captas una conversación sobre las vacunas. Parece que todos llevamos las estadísticas de los familiares, amigos y conocidos a los que se las han puesto, y dónde, y cuándo, y a los que no . Vas por la calle y oyes esos retazos de conversación obligatoria:
-- Pues me extraña que a mi tía Lola, que tiene más de 80 años, aún no la hayan llamado para ponérsela.
-- A lo mejor le han puesto un SMS en el teléfono para citarla con el día, la hora y el sitio.
-- Sí, pero como ella no tiene teléfono móvil, que quien lo usaba era su marido, mi difunto tío Manolo...
-- Pues eso llama a su centro de salud para que te lo confirmen, si la han llamado o no. Y si no, para que la llamen ya...-
Quien gana en todas las conversaciones es la Astrazeneca. Esa sí que da temas...
-- Lo malo es lo de Juan Manuel. Le pusieron la primera dosis y hasta lo citaron para la segunda. Pero como han suspendido las inyecciones de esta vacuna y solamente se la ponen a los que tienen por lo menos 60 años y él tiene 37, está en un mar de dudas.
-- ¿Y se lo ha preguntado a su médico?
-- Claro que se lo ha preguntado. -
-- ¿Y qué le ha dicho?
-- Que él tampoco sabe qué va a pasar con estos "astrazenecados" de menos de 60 años. Que lo están estudiando...
Todo el mundo sabe dónde ponen las vacunas, que si en Económicas, que si en Los Bermejales, que si en el antiguo Hospital Militar. Todo el mundo sabe a qué profesiones se las han puesto de oficio. Y tiene su teoría personal de que a las cajeras de supermercado las deberían vacunar, y a los taxistas. No se habla de otra cosa. Y por si nos faltara tema, ahora el lío del montepío de la vacuna Janssen, en la que a tantos confiaban porque es de la misma marca de los buenos polvos de talco para los niños chicos...
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