ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 14 de septiembre  de 2021
                               
 

Bazar Casa Fernández

Esto de que un negocio se llame "Casa Fernández" es tan repetido como que una venta o un bar se llamen "Casa Paco". Cuentan de Fernanda de Utrera que una tarde, yendo hacia un festival de un pueblo para cantar con su hermana, pasaron por una venta que se llamaba así: "Casa Paco". Y le preguntó a su hermana: "Oye, Bernarda, ¿por qué en todas partes hay un bar que se llama "Casa Paco". Si yo digo, pues, "Casa Fernández", no sabrá usted quizá de qué estoy hablando. Pero si le digo que este elogio va por el maravilloso bazar de loza y cristal, más recuerdos de Sevilla, más menaje de cocina, más artículos de ferretería, más de todo (porque allí tienen de todo), Casa Fernández de la Puerta de Triana, de la calle San Pablo, sabrá de qué va la cosa. ¿Y por qué lo hago? Porque en esta ciudad donde tantos negocios han cerrado y con tantas franquicias tantos clásicos establecimientos de toda la vida se han ido al baúl de los recuerdos, al bazar de Casa Fernández le ha pasado todo lo contrario: que no sólo no ha cerrado, sino que sus dueños lo han reformado y modernizado, con lo que es de esperar que Dios quiera que dure unas cuantas generaciones más.

Cada vez que pasábamos por Casa Fernández nos acordábamos de otro clásico que cerró, que se lo cargaron, vamos: el Bazar Victoria de Entrecárceles. Era como un museo de etnografía, con los objetos ya en desuso allí a la venta del público o en sus maravillosos y deslumbrantes escaparates de alambreras para el brasero, jaulas para grillos, trampas para ratones, cubos de cinc, alfileres de palo y todo lo que se encontraba en uso en las cocinas de nuestras abuelas y bisabuelas, pero flamante y recién fabricado. ¿Dónde encontrarían esas mercancías en el Bazar Victoria para venderlas en Sevilla?

A Casa Fernández le pasa algo igual, pero afortunadamente en vivo. Y que sea por muchos años, y más después de la reforma de la fachada, en la que han modificado la de los años 50 (de las que tan pocas quedan en Sevilla, como la mercería de la calle Puente y Pellón). Sus dueños, a los que felicito, no sólo han resistido a la crisis sino que han puesto al día el negocio con la nueva decoración de la fachada. Vino viejo en nuevos odres. Porque allí seguimos encontrando de todo. Si usted busca algo ya tan raro como un almirez con su maja, vaya a Casa Fernández, seguro que lo tienen. Como si es de los clásicos y busca una cañera para servir la manzanilla como antiguamente en las casetas, allí la tienen. ¡La Medalla al Mérito en el Comercio para esta familia, urgentemente! Casa Fernández en la Puerta de Triana, ya saben: en la calle San Pablo, con sus maravillosos escaparates de piezas de menaje y ferretería, loza y cristal, con sus inconfundibles muñequitos vestidos de nazarenitos de San Gonzalo, sus ollas, sus marcos y todo lo que imaginarse quieran, que allí lo encuentran. Si aquí les damos el santolio y hacemos el gorigori de muchos comercios que palman, hoy es todo lo contrario: le damos la confirmación en la fe comercial a esta benemérita familia que mantiene desde hace tres generaciones "Casa Fernández, Loza y Cristal" en la Puerta de Triana.

 

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