ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  22 de octubre  de 2021
                               
 

Viejas marcas sevillanas

Por la noticia de que la familia Granados Royo, dueña de Instituto Español, compra la bodega Colonias de Galeón de Cazalla y desembarca en el negocio del vino me acuerdo de las viejas marcas sevillanas. Empezando por esta tan nuestra del Instituto Español, que era la colonia de toda la vida que se compraba en negocios también sevillanísimos ya desaparecidos igualmente, como Perfumería Recio o Madigoa. El Instituto Español fabricaba desde 1903 la colonia de Sevilla, que era "Gotas de oro". En un frasco que nada más que lo cite, muchos recordarán: sus botes eran como ánforas. Sí, como las ánforas en las que el aceite de la Bética se exportaba a Roma. Había dos clases de ánforas de colonia, según su etiqueta: de oro y de plata. ¿Qué tenía la de oro? ¿Qué la de plata? La de oro me parecía más grasienta, menos ligerita y fresca como colonia de baño infantil, que era la de etiqueta de plata. ¿Se llamaba "Ánfora de plata"? Si no, merecía llamárselo. Evocas ahora esa colonia y te recuerda todo el rito familiar del baño infantil, con la copa de alhucema del brasero al lado y la ropa limpia puesta sobre su alambrera para que cuando el niño saliera del agua su madre se la pusiera calentita. Sí, me ha venido de golpe a la memoria aquella evocación del baño de los sábados, porque no crean que esto de la ducha diaria y el escamondeo de los niños era tan frecuente. Había niños que olían a zorruno, porque sus madres no los sometían al rito al menos semanal del cariño del baño. Abuelas hay todavía que, quizá en recuerdo de su juventud, acuden a casa de sus hijos para bañar ellas mismas a los nietos. En ese olor a la colonia del Instituto Español, que me recordaba a otra a granel, a la que decían "Farina", por ejemplo, en la Casa de las Esencias que Juanito tenía en la Plaza del Salvador, en el comienzo de la calle Cuna, esquina al callejón de Oropesa.

Y por esa información que me da hecha esta evocación sevillana me entero también, cosa que desconocía y bien que siento, que ya no existe algo tan sevillano como la lejía Los Tres Sietes. Tan sevillana, que tenía un 7 más que la humorística peña ferial de Er 77. Suelo hacer gorigoris por los negocios tradicionales que desaparecen y viene su cierre como noticia en el periódico. Pero en ningún sitio había leído ni oído que ya no hubiera lejía Los Tres Sietes. Ahora anuncian mucho, si es por tres, Las Tres Brujas. Para mí que son como las viudas de Los Tres Sietes. No se produjo "El Milagrito", nombre de otro producto de limpieza de moda, y nadie tuvo ni un triste recuerdo para aquella marca tan sevillana. ¿Cuántas marcas tradicionales sevillanas se han ido al fondo del mar del olvido con las sucesivas crisis y reconversiones? De casi todo, fuera una gaseosa, un tinto, un producto de limpieza, hasta una bicicleta (y me acuerdo ahora de Gaitán) había una marca sevillana, nuestra, que mirábamos con cariño de tradición y cercanía. Pues nada, nos quedamos sin ellas. Espero que en el Instituto Español hayan tenido el buen gusto de mantener su frasco en forma de ánfora romana para aquella colonia de la plata del recuerdo del baño infantil de los sábados.

 

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