ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  23 de octubre  de 2021
                               
 

Nos robaron el otoño

A este paso climático, vamos a tener que poner por la ciudad toda aquel viejo cartel que llevaban los tranvías: "Cuidado con los rateros". El coronavirus (¿ha visto usted que ya casi nadie lo llama así?) nos robó, y por dos años, los fastos de la primavera: la Semana Santa, su Pregón, la Feria, la temporada de toros, el Corpus, muchas fiestas de los barrios, la alegría de palillos de las muchachas vestidas de flamenca, los cascabeles de los enganches. Lo que muchos entendían y siguen entendiendo por la primavera en Sevilla. La que anuncian los carteles de "Fiestas Primaverales". Sevilla, qué remedio, aguantó el tipo. En plena crisis sanitaria y económica no estaba la cosa para el riá pitá y para el "ahí queó".

Pero es que este año, restablecida en parte la normalidad anterior al covid, atenuadas cuando no suprimidas las restricciones a la vida cotidiana de siempre, con los campos de fútbol con los aforos al completo y con pasos en la calle con sus costaleros y sus bandas de música, todo muy de primavera retrasada por las circunstancias que atravesamos, parece que Don Cambio Climático o quien tenga la culpa nos está también robando algo tan nuestro, tan hermoso, tan profundo, como el otoño y su luz inconfundible de los días más cortos. Va a cambiar la hora de verano y del otoño vamos a poder decir aquello histórico del 23-F: "Ni está ni se le espera". Bueno, esperársele sí que se le espera; pero estar, lo que se dice estar, no está. Que se lo pregunten a los comerciantes que, después de las fatiguitas que han pasado en los dos últimos años, tienen por vender todos los artículos que trajeron para la temporada de otoño. ¿Qué señora se compra un abrigo o unas botas cuando el termómetro de la calle señala que hace 30 grados?

Ay, qué pena de otoño perdido. Es la más secreta estación del año en Sevilla. Ya que ha hablado de la luz, la estación del año que la tiene más tenue, más tamizada, menos cegadora, más lírica si me apuran. Gozarse de la luz de primavera está al alcance de cualquiera, sobre todo de los turistas que vienen de los oscuros y siempre nublados países nórdicos. Pro gozar de la luz del otoño es un placer al alcance de pocos sevillanos. Les sugiero que en la Torre Mayor admiren cómo el mármol de los balcones se destaca sobre la ladrillería almohade. Les sugiero que se vayan al Puente de Triana y vean un buen atardecer de otoño sobre el Cerro de Santa Brígida y la cornisa del Aljarafe. Placeres para pocos: "A la inmensa minoría siempre", decía Juan Ramón Jiménez. Exquisiteces de la sevillana Naturaleza. ¿Y esas hojas caídas de los árboles, pintando en mil tonos el suelo? ¿Habrá alego más hermoso que una larga avenida del Parque alfombrada del dorado de las hojas secas? ¿Y se han fijado que este año, el del otoño robado, hasta los árboles no han perdido sus hojas caducas? "Volverá a reír la primavera", cantaban los falangistas en su himno. Esperemos que vuelva a reír el otoño sevillano. Que nos den al menos uno, a cambio de las dos primaveras que nos robaron.

 

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