ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 17 de noviembre  de 2021
                               
 

La ascensión de Yolanda Díaz

Como en las coplas de Jorge Manrique, en esta confusa política nacional en que hay que preguntarse: ¿de Pablo Iglesias, qué se hizo? ¿Dónde está el del polémico chalé de Galapagar, el casoplón de quien llegó a la política desde una tienda de campaña en el 15-M de la Puerta del Sol diciendo que iba a acabar con la casta y se tornó en descastado que cayó en los mismos errores de los viejos vividores de la política? ¿Le pasó acaso como a Sansón, que cuando se cortó la coleta y se puso un aliño capilar marca de la casta perdió toda su fuerza? ¿O el corte de coleta fue como se estila en la Fiesta Nacional que tanto odia, que significó la retirada de los ruedos de la política? ¿No decían que su amigo Roures lo había fichado como tertuliano de lujo para sus televisiones? En tal caso, ¿en qué canal, de pago o en abierto, podemos verlo?

Y del mismo modo hay que preguntarse: ¿y dónde está Podemos, quitando la vicepresidencia de Yolanda Díaz en el Gobierno y las presiones que ejerce sobre Sánchez para conseguir todas las políticas radicales y comunistas que tiene programadas y que firmó en el acuerdo de coalición, y si tal no ocurre, si no presiona al presidente para escorarse cada vez más hacia la ultraizquierda, amenaza que como no hay donuts nos vamos y que se agarre a la brocha, que nos llevamos la escalera del apoyo que en la moción de censura lo llevó a La Moncloa, con la ayuda de los herederos de la ETA y de los separatistas catalanes y vascos, con todos los que quieren destruir a España y al Régimen Constitucional de 1978?

Todo esto por lo que me pregunto parece que está ahora en manos de una señora, de Yolanda Díaz, que ha quedado en el puesto del dueño del casoplón de Galapagar y que parece que quiere acabar no sólo con el rastro de su antiguo señorito Iglesias, que a lo mejor es quien "maneja su barca que a la deriva nos lleva", sino hasta con Podemos como fórmula de partido, para ir hacia una plataforma de pata negra que anule y sustituya a Podemos y sume a todas las izquierdas, como se vio el otro día en el lanzamiento que con otras políticas hizo en Valencia de esta idea de renovación del progresismo más rancio y radical. Hay una irresistible ascensión de Yolanda Díaz, que dentro del Gobierno le está ganando todas las batallas iniciales a Nadia Calviño, su colega de vicepresidencia, como la "derogación" de la reforma laboral o las pensiones, aunque luego venga el tío Pedro Sánchez con las rebajas y mire más a las exigencias de Bruselas que a su vicepresidenta podemita a la hora de hacer de verdad las leyes que se anuncian tras el Consejo de Ministros (y Ministras).

Y lo más curioso es que aquí todo el mundo pide "unidad", sin que nadie la consiga. Yolanda Díaz la pidió en Valencia, pero no la ha conseguido con su adversaria Calviño. La piden los del PP que andan peleándose, pegándose tiros en el pie y perdiendo votantes a chorros con tantas divisiones internas. La pide el propio Sánchez. Todo el mundo pide unidad, pero aquí la cosa cada vez está más oscura económicamente y con los datos de la pandemia cada día peores. ¡Lo negro que viene por ahí!

 

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