ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  14 de diciembre  de 2021
                               
 

¿Te acuerdas de los christmas?

Hoy he recibido el primer christmas de un amigo. Y no creo yo que vengan muchos más. ¿Te acuerdas cuando todos nos mandábamos cientos de christmas deseándonos las Felices Pascuas, tarjetones de Navidad que comprábamos en la papelería, metíamos en un sobre, llevábamos al estanco para ponerle los sellos y echábamos al buzón de Correos? Hablo de los christmas personales, no de los de empresa, hechos en serie, sin la firma autógrafa de nadie, con un motivo a veces más comercial que religioso evocador del Nacimiento de Cristo, que de esos sí se siguen recibiendo. Yo no sé cómo con tanta Ley de Protección de Datos, las empresas tienen tu dirección a la hora de mandarte su propaganda con el pretexto de la felicitación navideña.

Pero de esos christmas personales que se ponían a los parientes, a los amigos, a los conocidos, quizá a los compañeros de colegio, cada vez se reciben menos. Los carteros les deben un homenaje a las nuevas tecnologías. Venían por estas fechas cargados como bestias los pobres carteros, que entonces no usaban un carrito como ahora se estila. Era una cartera de piel bastante pesada, colgada al hombro, con la que cargaban con tantísimos christmas. Y se empezaban a recibir bastante antes de "las fiestas", como llaman cada vez más en esta sociedad descristianizada a las Pascuas de Navidad y Reyes. Este Adviento que ahora comienza con el encendido de las luces navideñas en las calles y con el motivo de atracción que cada año pongan en la Plaza de San Francisco para que los propios digan lo no menos propio de "esto está presssioso", empezaba antes con la llegada de los primeros christmas de los parientes o de los amigos. Con textos bastante cursis a veces. O había quien mandaba imprimírselos personales, con un poema navideño clásico de la literatura española, o con un cuadro famoso del Nacimiento, de la Adoración de los Reyes, quizá una fotografía con uno de los tímpanos de las puertas de nuestra Catedral. O quien te mandaba un curioso christmas, que era foto de ellos mismos con sus hijos y sus nietos.

Ahora los christmas, prepárense, vienen por el teléfono móvil. Igual que los Reyes Magos vienen desde Oriente, los christmas llegan desde las nuevas tecnologías en el mismo día de la Nochebuena y ya no son de cartulina. Si no es un SMS, es un WhatsApp, o es un Twitter, o es por Instagram. Y todos de golpe, a la hora de la cena familiar de Nochebuena. Y buena parte de ellos con el mismo texto, con alguna ocurrencia, cuando no una foto trucada a modo de chiste, de las que llaman "memes", y que encantan a los memos. Ah, y quien te manda su mensaje navideño cree que tienes la obligación de que su nombre figure en tu agenda del teléfono, para que salga su nombre. De ahí que recibamos tantos christmas virtuales, tantos telechristmas, que no sabemos ni quién nos lo envía, porque vienen sin firma y suelen ser de "copiar y pegar". Ay, cuánta cercanía perdida, de aquellos tiempos en que los christmas eran de cartulina y con la rúbrica cariñosa de un amigo y te los traía el cartero como un heraldo de la Navidad.

 

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