ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  4 de enero  de 2022
                               
 

Albendea, con tinta V.E.R.D.E.

Cuando tras el acuerdo de Franco y el Conde de Barcelona en el "Azor" para que Don Juan Carlos estudiara en España, cada vez que el heredero volvía a Madrid tras las vacaciones desde el destierro de Estoril, un grupo de muchachos de su misma edad acudía a la Estación de Delicias a vitorear en plena dictadura al Príncipe y a la Institución Monárquica, y más de una vez fueron detenidos y multados. Uno de aquellos muchachos de la generación de Don Juan Carlos, de los que escribían en tinta verde del acrónimo de "Viva El Rey De España" en homenaje a Don Juan de Borbón, el J-III que llevaban en un escudito de solapa, era un estudiante andaluz de Cabra. Se llamaba Juan Manuel Albendea Pabón. Y le venía la inquietud por España y su futuro en Monarquía por su tío el sevillano don Jesús Pabón Suárez de Urbina, catedrático de Historia, que había sido diputado por la CEDA, dirigido "El Correo de Andalucía" y la Real Academia de la Historia y formado parte del Consejo Privado de Don Juan.

Andando los tiempos, restaurada la Monarquía, ya en democracia, a aquel muchacho que acudía a recibir a un rubio Príncipe a la estación de Delicias le cupo el honor de ser el diputado del PP por Sevilla que defendía cada año en el Congreso de los Diputados la partida presupuestaria para la Casa del Rey. Así era Albendea: leal con la Corona, con su lema "todo excepto saltarse la ética, la moralidad y la lealtad", servidor de España desde la honestidad de la política, tras haber dedicado parte de su vida al Banco de Bilbao, antes de las fusiones.

Conocí al gran Albendea, al culto Albendea, al generoso Albendea cuando acababa de llegar a Sevilla como director territorial de su banco y organizó una exposición sobre los toros en la pintura. Los toros... Su otra gran pasión, de aficionado y aficionado práctico, que enseñaba con orgullo una foto pegándole un buen natural a una erala. Aparte de ser un gran cronista taurino, "Gonzalo Argote", tenía el paladar del saber y de haber visto muchos toros. Acudía a la plaza de Sevilla como el rito litúrgico que era y, desde nuestras terceras filas de barrera, del 3 al 7, me señalaba un día que las nuestras eran las dos únicas corbatas que había en la plaza en aquella novillada.

Albendea entró en la política perdiendo el dinero, cuando le habían ofrecido un gran puesto del Banco Mundial en México. Sirvió primero a Andalucía como parlamentario regional y luego fue elegido diputado a Cortes durante cinco legislaturas, por lo que siempre le tocaba presidir la mesa de edad, lo que le daba un coraje que disimulaba con su gran sentido del humor. Prudente, delicado, entregado a los demás, gran padre de familia, enamorado de su Mariquilla Solís Muñoz-Seca, con quien en viaje de bodas fue a Estoril para cumplimentar a Don Juan. No sé si hemos perdido a un gran político de los que ya no hay o a un aficionado de los que van quedando pocos, el que impulsó la Asociación Taurina Parlamentaria y la Fundación de Estudios Taurinos y tanto defendió a la Fiesta. Lo que sí sé es que yo he perdido a un gran amigo, de quien mucho aprendí de toros y de lealtades y fidelidades a los principios y a los valores.

 

Correo Correo Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico

         

 

 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio