ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  18 de marzo  de 2022
                               
 

4.000 nazarenos

Otros años, por estas fechas, siempre hubo ganas de Semana Santa. Este año no es que haya ganas: hay ansias. Dos años sin cofradías en la calle se han hecho una eternidad para muchos, y están deseando desquitarse. Si el tiempo no lo impide, va a ser una Semana Santa histórica. Y que conste que no manoseo el adjetivo "histórico" con la alegría e imprecisión con que se suele: lo digo en el sentido más estricto. Va a ser histórica porque si la Semana Santa estaba ya masificada, este año no sé cómo vamos a caber. Y por si fuera poco, media ciudad patas arriba en obras con las calles cortadas, para mayor complicación de circulación, tanto de automóviles como de peatones. Otros años, los coches que dejaba la gente para ir a ver las cofradías llegaban, por el lado del río, lo menos hasta la estatua de Bolívar. Este año llegarán hasta el Campo del Betis si me apuras. Y en las calles, no se cabrá. Trabajo va a tener el Cecop, más que nunca, con algo que era usual en los últimos años y que en el presente será inevitable: que ya se forman bullas no sólo en los sitios por donde pasa una cofradía, sino en calles por las que no pasa cofradía alguna, de gente yendo y viniendo, muchos no se sabe ni dónde ni a qué ni para qué. Si dejáramos sólo a los que verdaderamente están interesado en la realidad religiosa de la Semana Santa, Sevilla sería medio soportable, a pesar de estas ansias de cofradías que producirá las mayores bullas y aglomeraciones que vieron los siglos. Pero para muchos, para muchos niñatos quiero decir, la Semana Santa es la oportunidad de hacer un botellón inmenso por toda Sevilla. Me parece muy bien lo de la Ley Seca que va a imponer el Ayuntamiento en la Madrugada. Y la ampliación que restringirá también la venta de alimentos y bebidas a la vía pública no sólo durante la Madrugada, sino desde el Viernes de Dolores al Domingo de Resurrección.

No podemos convertir la Semana Santa en un botellón inmenso por toda Sevilla ni en un caldo de cultivo propicio para el gamberreo callejero, tratándose de lo que se trata, de la razón religiosa de la conmemoración de la Pasión, cosa que olvidan todos los que van a pasárselo bien, de copas, como en un inmenso fin de semana.

Pero hay otro aspecto que algunos nos preocupa no menos: el crecimiento de las cofradías. Me he quedado impresionado cuando he visto que el hermano mayor de la Esperanza Macarena, el emprendedor Fernández Cabrero, ha dicho en "El Llamador" de Canal Sur Radio que este año pueden llegar...¡a los 4.000 nazarenos! A los que habrá que unirles unos 300 o 400 más por los armaos, los costaleros y los acólitos. ¡Cuánto tiempo de paso necesitará la hermandad para que discurra ese larguísimo cortejo? De tres en fondo será corta la manera de ir las antiguas parejas; tendrá que ser de cuatro en fondo al menos. Hasta hace nada, los 4.000 nazarenos que llevará la Macarena no salían antes sumando las seis cofradías de la Madrugada. Así que tendremos una Semana Santa de sobreturaciòn tanto fuera como dentro de las cofradías. La Semana Santa va hacia otro modelo, que hasta ahora no hemos conocido. Este año será la prueba no de fuego, sino de luz de cirio.

 

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