ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 13 de abril  de 2022
                               
 

La Semana Santa, asignatura pendiente

Sí, ya sé, no se dice "asignatura". En los nuevos planes de estudio se dice "curriculo" y "contenido curricular". Planes en los que se está relegando cada vez más a la Religión, que aparte de ser una materia optativa, no cuenta la hora de sacar las notas medias de los cursos. Total, esto de las notas, igual que la Religión, da lo mismo. Se puede pasar curso con asignaturas por aprobar e incluso llegará el día en que tener tres asignaturas pendientes equivaldrá a lo que antes era una matrícula de honor. Eso de los cates es completamente facha y va contra la libertad del alumno de dar el menor golpe posible, porque sabe que al final del curso da lo mismo. Pero vamos con la asignatura de Religión. La supresión de esta asignatura como obligatoria tenía que haber sido aprobada por la Unesco. Porque sin estudiar Religión, los estudiantes ignoran la mitad de la iconografía de la pintura o la escultura clásicas, por poner un ejemplo. Como con la supresión del Griego y del Latín se hurta el conocimiento del humanismo clásico. Un estudiante que entra ahora en el Museo del Prado no comprende la mayoría de las obras allí expuestas, ora por su tema religioso, ora por su descripción de la mitología clásica.

De ahí un hecho que he observado en los días que llevamos de Semana Santa, y es que, obviada la Religión en la enseñanza, los pasos de las cofradías vuelven a tener la función catequética con la que nacieron. Los pasos de las cofradías en estos días santos enseñan lo que hurta la Religión suprimida o preterida en los colegios. Los pasos vuelven a tener su misión original de enseñar los misterios fundamentales de la fe católica, de explicar visualmente a través del arte de la imaginería la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, fundamento de nuestras creencias, abandonadas y despreciadas en los planes de estudio.

Hasta que vino esta revisión laica de los planes de estudio y esta preterición de la Religión, a los niños no tenían que explicarles sus padres lo que veían sobre ese paso de Semana Santa que han ido a ver, en la tradición de la ciudad y de la familia. No había que enseñarles a los niños qué era la Oración en el Huerto, ni la Entrada en Jerusalén, ni la muerte redentora en el Gólgota, ni la Cruz en el camino de la Amargura, porque todo eso lo estudiaban en el colegio. Ahora los padres, cuando van a ver cofradías con sus hijos, tienen que convertirse en improvisados y urgentes profesores de esa Religión que ya no estudian en el colegio, porque los que diseñan los planes de estudio entienden la libertad religiosa como la negación de la enseñanza de los principios de nuestro cristianismo y los pobres niños no comprenden a veces nada de lo que están viendo entre tanta perfección estética y artística de siglos. De ahí esta que digo vuelta a los orígenes catequéticos de los pasos de nuestra Semana Santa, que tenían una función didáctica ante un pueblo analfabeto. Ahora los pasos son esos libros de Religión que ya no hay llevar al cole en la mochila.

 

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