ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 14 de abril  de 2022
                               
 

Sosegada y en calma

Esta tarde, como todos los Jueves Santos, entre El Valle y Pasión, se repetirá el rito, desconocido por muchos. Pasará La Ronda, ya reducida a la mínima expresión de un piquete de la Guardia Civil que escolta al antiguo asistente, que lleva al cuello un cordón con la llave con que el Santísimo, reservado en el Monumento de la Catedral. La Ronda me recuerda lo que era la primitiva misión del despejo de los alguaciles en la plaza de los toros antes del paseíllo. La Ronda antaño eran las fuerzas del orden que recorrían la ciudad para asegurarse que no hubiera alborotos ni situaciones impropias de las horas grandes que Sevilla se disponía a vivir. Y cuando llegaba a la Puerta de San Miguel tras recorrer toda la Carrera Oficial, La Ronda pronunciaba ante la autoridad eclesiástica del control catedralicio de los canónigos la misma frase ritual, en la que casi militarmente daban la novedad:

--La ciudad está sosegada y en calma como corresponde a la festividad del día.

La Ronda, ya digo, es como un resto simbólico de la antigua costumbre, un rito del riquísimo patrimonio inmaterial de la Semana Santa. Pero debería actualizarse, como tantas cosas de la Semana Santa. ¿No creció hasta el hartazgo el número de nazarenos, no es todo más apreciado, no se alivió el peso de las parihuelas, de modo que ya no puede decirse aquello de "la tienes más dura que la pata de un paso"? Pues de igual modo La Ronda, si es que se trata de dar cuenta del estado real de Sevilla en esa hora en que se va acercando la Madrugada, debería ponerse al día. Y que en vez de la Guardia Civil, que ya sólo va simbólicamente escoltando los pasos, deberían ser las verdaderas fuerzas encargadas del orden en la Semana Santa las que compusieran La Ronda. En La Ronda debería ir la Policía Municipal, que es la que se las ve y se las desea para ordenar una ciudad saturada de público, donde surge una bulla en los más impensados lugares por donde no pasan cofradías. Y la plana mayor del Cecop. Y deberían llevar los drones que controlan la densidad y el peligro de las bullas desde la altura que les han robado a los vencejos. En La Ronda deberían ir los componentes de Protección Civil, con sus uniformes color butano, y los miembros de los retenes de urgencias de la Cruz Roja de la Plaza Nueva o del Archivo de Indias.

Y lo que dijeran para dar la novedad final al llegar a la Puerta de San Miguel también debería ser puesto al día. Con una formula quizá más larga, pero más real. Algo así como: "La ciudad debería estar sosegada y en calma como corresponde a la festividad del día, pero tanto han cambiado los tiempos que hemos observado que muchos se disponen a vivir las horas que vienen como un gran botellón, en el que poco importan las cofradías. Tanto es así, que sí hemos comprobado que se va a imponer a partir de la 1 de esta noche la ley seca, para evitar borracherías en horas y circunstancias inapropiadas para las papas malages. Hay mucho turista desorientado y los hoteles están casi al completo, y a rebosar los bares y tabernas. Como verán sus señorías, ni la calma ni el sosiego que nos gustaría ver en la festividad del día".

 

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