ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 25 de abril  de 2022
                               
 

Evocación de la Clase Club del AVE

Al cabo de 30 años de circulación del AVE entre Madrid y Sevilla, pocos se acuerdan de los comienzos del tren que oficialmente ha transportado a 464 millones de viajeros desde su arranque en aquella primera línea. Sobre la que he leído dos cosas que tienen toda la razón: que si no llega a ser Sevilla la primera ciudad que tiene AVE, aún estaríamos esperándolo, como la segunda línea de Metro. Y que el AVE (Juanma dixit) benefició más a los madrileños que a los sevillanos. ¿Ustedes han visto la cantidad de restaurantes que hay en torno a la estación de Santa Justa? Pues tienen una razón clarísima: funcionan tanto porque hay quienes tienen que venir desde Madrid a Sevilla a firmar un papel o a cerrar un acuerdo, y vienen de AVE a AVE, sin pisar casi la ciudad, más que esos restaurantes donde quedan con el sevillano de turno para resolver el asunto que los trae. Gracias a la alta velocidad apenas están dos o tres horas en Sevilla, y hotel que se ahorran, porque vuelven a dormir a su casa en Madrid. ¿Qué digo a dormir? A merendar llegan algunos. Esa institución madrileña con tan poco atraigo en Sevilla como es la merienda de cafetería.

Y si los grandes beneficiarios del AVE fueron los madrileños, el gran perjudicado fue el avión Sevilla-Madrid, cuando no operaba más que la compañía Iberia y no se había liberalizado el mercado del transporte aéreo. Los catalanes presumían mucho entonces de su Puente Aéreo Madrid-Barcelona, que llegabas sin billete y sin reserva y te montabas en el primero que saliera. Pero aquí le ganamos pronto al Puente Aéreo con este puente terrestre del AVE. Con menos frecuencia de viajes al principio, pero con más confort. Y más exclusivo. El AVE lo cogían los ejecutivos preferentemente en aquellos tiempos de los primeros teléfonos móviles, las "motorolas", como ahora toman el avión a Madrid sólo los que quieren enlazar con algún vuelo al extranjero que no lo haya directo desde Sevilla. Como dice un guasón sevillano que hizo mucho dinero en aquella época del pelotazo: "El AVE lo cogíamos los que lo teníamos que coger". No era un medio de transporte tan popular. Y prueba de ello es la desaparición de la Clase Club. Había tres clases: Club, Preferente y Turista. Ya, como saben, sólo quedan Preferente y Turista. Lo de la Clase Club era un lujazo que pronto acabó. Sus vagones recordaban un tanto a los antiguos del exprés, ordenados por departamentos separados por cristaleras. Había asientos con un señor sentado frente en esos departamentos, con una mesa fija en el centro, y luego estaban unas butacas sueltas fuera de ellos, en las que nadie te molestaba dándote pisotones. Te trataban como un señor. Una azafata te traía un carrito con los periódicos del día y luego, a la hora del desayuno, el almuerzo, la merienda o la cena, te ponían vasos de cristal, servilletas de tela y cubertería de metal, y te entregaban por adelantado una cartulina con el menú que iban a servir. El AVE ha ganado en velocidad, en popularidad, en utilidad, pero algunos nos acordamos, ay, del señorío de aquella Clase Club que te hacía la ilusión de ir en el Orient Express...

 

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