Antes que consejero de Salud de la Junta de Andalucía, Jesús Aguirre fue fraile, digo, médico por oposición de la Asistencia Pública Domiciliaria, que ejerció en diversos pueblos de su tierra cordobesa, como Villa del Río o Peñarroya-Pueblonuevo. Allí se le quedó esa impronta de médico de pueblo que gracias a Dios no ha perdido, ni cuando ocupó importantes puestos de la organización colegial o fue senador del PP por Córdoba, hasta que Moreno Bonilla se lo trajo como consejero. Y no ha renunciado Aguirre al habla del médico de pueblo. Es el político que he visto hablar con menos pedantería. No sabe politiqués y mucho menos tertulianés. Habla con la llaneza de esos pueblos donde todavía se conserva la cultura agraria tradicional. "A chufla lo toma la gente", como al Piyayo, cuando usa en comparecencias públicas estas expresiones populares, que a algunos nos encantan por su autenticidad. Como lo de "los culillos".
No sé si recuerdan su frase famosa de "los culillos", que, como se dice ahora, incendió las redes. Eran los días primeros de las vacunaciones masivas contra el coronavirus, en los que escaseaban los viales de Pfizer o de Moderna. Y Aguirre, que ha hecho como nadie de bien las campañas de vacunación, encontró la fórmula de aumentar las dosis de las que se disponían en aquellos primeros y complicados días. Descubrió que en el fondo de los viales de las vacunas, cuando se ponían las no sé si tres o cuatro que salían de cada bote, quedaba un resto. Se le ocurrió algo tan elemental como no tirar estos restos y rebañar con ellos la dosis para otro pinchazo esperanzador. Fue entonces cuando dijo que estaban estirando las existencias de vacunas porque "se aprovechaban los culillos". "Los culillos"... ¡Qué cosa más llana y más de pueblo, aunque muchos lo tomaran a broma!
Pues bien, en otros "culillos" puede estar la clave de las elecciones andaluzas. Todas las encuestas dan como fuerza más votada al PP, pero sin llegar a la mayoría absoluta, con lo que tendría que pactar con Vox para poder gobernar y sumar más escaños que el PSOE y sus compañeros de viaje Frankenstein. Todas las encuestas dan por casi desaparecido a Ciudadanos, con indicios de escaños, entre cero y tres. Y nadie repara en que quizá estos residuales y casi testimoniales escaños de Ciudadanos son los que pueden quebrar lo que se espera: la movilización de la izquierda más rabiosa ante el grito de "¡que viene la ultraderecha!", cuando las encuestas vayan diciendo que se impone una fórmula a lo Castilla y León para que Juanma y ese PP que acabó con cuarenta años de Régimen Socialista puedan seguir en el poder. Espero que Macarena Olona, candidata por Vox, no soliviante mucho a las movilizadas izquierdas, y que haya muchos que, siguiendo las enseñanzas de Aguirre, consigan ese "culillo" de tres o cuatro escaños de Ciudadanos que pueden permitir al PP continuar en el Gobierno de Andalucía sin Vox. No sólo Vox debe ser la que sume la mayoría absoluta que le puede faltar al PP. Contemos con los "culillos" de Ciudadanos.
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