Hasta ahora en la Feria había un millón famoso: el millón de visitantes que decían todos los años. Era intercambiable con El Rocío, en cuya romería siempre se dice que hay un millón de personas, ni una más ni una menos. Pero últimamente ha entrado la moda de aplicarle al millón tópico de las fiestas otro criterio: en euros, a la rentabilidad económica. A mí me sigue suspendiendo la puntería en la estimación de ingresos que una fiesta determinada deja en Sevilla. Eso, ¿cómo se sabe? ¿Quién lo comprueba? Lo que sí sabemos es que en esta Feria ha crecido notablemente el IPR: el Índice de Precio del Rebujito. Y también el IPRJ: Índice de Precio de una Ración de Jamón. (Y a saber qué jamón, que ésa es otra...) Si la Final de Copa dejó en Sevilla 45 millones de euros, las copas del Real son mucho más rentables, porque aseguran que la presente de Abril en Mayo dejará en Sevilla 864 millones de euros, el doble que la Semana Santa, que fue 415 millones. Y que eso equivale al 3 por ciento del PIB. En otras palabras: 3 de cada 100 euros de beneficios que se originan en Sevilla proceden de la Feria.
Las estimaciones proceden de un estudio que hicieron economistas de la Universidad Hispalense en 2009, cuando la Feria no duraba de sábado a sábado y la noche del alumbrado era el lunes. Han puesto al día esta ampliación "a la jerezana" de la Feria y aseguran que el impacto económico por este día adicional del festejo es de nada menos que de 183 millones de euros, que desglosan del siguiente modo: 90 millones de impacto directo en sí; 5,6 millones del funcionamiento ordinario; otros 25,4 de gasto directo realizado por el visitante y 62,5 millones de otros gastos y costes. Un lío de cifras ante los ojos del sevillano, que lo único que sabe es que la Feria, como todo, cada vez está más cara. Y no me vengan a decir, como suele largar los mochuelos económicos el Gobierno de Sánchez, que es por influencia de la inhumana y genocida invasión rusa de Ucrania. Los precios de la Feria suben como los cohetes de la noche final de los fuegos artificiales porque no escapa de la inflación que padecemos y del aumento del precio de los carburantes, y del colapso de la economía mundial.
Los precios suben como los cohetes y a pesar de ello los hoteles se llenan. Nos han hablado de habitaciones de hotel a 800 euros la noche; pero no se crean que en el Alfonso XIII, sino en un tres estrellas. Y todos hasta el 100 por 100 de ocupación, lo que se ha visto en la dificultad de alojamiento de los cardenales y obispos que vinieron al impresionante entierro de monseñor Amigo Vallejo, en toda la grandeza de la Catedral y su esplendor litúrgico.
Y visto lo que el festejo deja de beneficios en Sevilla, cualquiera podría preguntarse: entonces, ¿por qué no dejamos la Feria todo el año? ¿Por qué no es Feria todo el año? A algo de eso vamos: el modelo económico de Sevilla se va aproximando bastante, por días, al turístico de la Feria. Al parque temático turístico. Sin farolillos y sin casetas, hay fechas en el año que parece Feria, de ocupación de los hoteles y de beneficios para nuestra economía y del AVE en doble composición. ¿Pues saben una cosa? Mejor así que cerrando negocios y aumentando el paro.
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