Terminó la feria taurina de Sevilla y estamos en plena etapa de los premios. Se reúnen cuatro amigos, deciden crear el Premio a la Mejor Chorrada, y allá que salen retratados en el periódico, que es de lo que se trata en muchas ocasiones. Los galardonados se premian a sí mismos para salir en el periódico con el pretexto de Morante de la Puebla o Daniel Luque. Piense cualquier aspecto de la Fiesta, por raro que sea: bueno, pues para eso hay quien ha creado un premio, "solo o en compañía de otros". Se protesta a los palcos de las presidencias por la concesión o negativa de trofeos, pero no se crea polémica alguna con esta inflación de premios, que hacen que, de tantos como hay, pierdan importancia.
Terminó la feria taurina de Sevilla y se ha solapado con San Isidro. Que con la nueva normalidad tras la dureza anticovid vuelve a ser el larguísimo ciclo de un mes de corridas. La verdad es que hay que reconocer que la tarea de la Fundación Toro de Lidia en los tiempos duros y difíciles de la pandemia ha dado sus frutos, y cuando se cuelga el cartel de "No hay billetes" es ya porque la plaza está hasta la bandera, no porque se haya cubierto el 40 por ciento del aforo puesto como tope máximo hasta ayer por la mañana como quien dice. Covid sigue habiendo, cada día nos dicen que un amigo o conocido ha dado positivo, pero que nos quiten lo bailado y lo disfrutado en los toros ya sin restricciones. ¿O con ellas? La Feria de Sevilla me ha dejado una duda, que me imagino que a estas horas ya se habrá más que despejado en Las Ventas. ¿Se puede fumar en los toros o no se puede fumar? Una cosa es fumar en un estadio de fútbol, donde me parece que sigue prohibido, y otra en los toros. Fumar en una plaza de toros equivale a encender un buen habano oloroso con el paseíllo, forma parte de la estética de la corrida. El olor a un buen Partagás, un buen Montecristo, un buen Cohibas, está tan unido a la Fiesta Nacional como la música del pasodoble torero. Los buenos tendidos huelen a buenos cigarros de Vuelta Abajo; es un olor que unimos a las tardes de toros, en Modo Magdalena de Proust. Hueles a recuerdos de Romero, de Ordóñez...
Me cuentan que en Sevilla a un espectador que como está mandado por la tradición iba a encender su tabaco habanero al comenzar la corrida, se le acercó un acomodador diciendo que estaba prohibido fumar. ¿Fumar en general, cigarrillos rubios o negros, o fumarse un buen habano mientras se degusta doblemente una buena faena? ¿Qué harán en Las Ventas durante San Isidro? ¿Dejarán fumar puros en Las Ventas o los prohibirán, como el espectador de la plaza de Sevilla que se quedó con el veguero por encender en el bolsillo superior de la chaqueta? Si se autorizan las corridas de toros según la nueva normalidad, deberían dejar también que se encendieran esos habanos que dan olor a gloria a la Fiesta. Total, la plaza es un espacio abierto. ¿O es que como no pueden prohibir los toros, que es lo que les gustaría, la han cogido de momento con el sublime olor de ese habano que te dura hasta que arrastran al tercero de la tarde?
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