ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  26 de mayo  de 2022
                               
 

¡Vengan hoteles!

Aquí en Sevilla están pasando últimamente cosas muy extrañas. ¿Pues no que no hoy no anuncian que van a hacer un hotel (de cinco estrellas, naturalmente) en un edificio del casco antiguo? Salimos a hotel por día, y anuncian que todos de lujo. Hay calles y plazas que se han convertido en una sucesión de hoteles. Por ejemplo, la acera de los pares de la calle Castelar, donde antes solamente estaba el Rábida, el veterano, donde paraban muchos cronistas taurinos de Madrid cuando venían a hacer la Feria, y ahora todos son hoteles, de la Puerta del Arenal a la plaza de Molviedro. Que también está ya toda llena de hoteles, me parece que no queda una casa que no sea un hotel. Cuando los hacen, y con tal profusión, es señal que serán rentables y un buen negocio. Las leyes del mercado no perdonan y los fondos de inversión saben muy bien dónde meten los dineros que administran.

Se comenta cada vez más que el Ayuntamiento, como otras grandes ciudades, tiene en proyecto implantar la tasa turística por pernoctación en los hoteles. Será una buena fuente de ingresos procedente de nuestra gallina de los huevos de oro en una ciudad que se ha quedado sin industrias, sin muchas empresas que daban mucho empleo, donde cada vez es menor la influencia de la agricultura de la que antes era Sevilla la capital. Y habrá quien quiera llegar más lejos, como en Venecia, cuyo alcalde ha anunciado que cobrarán por entrar a los visitantes que se vuelven en el día y ni siquiera toman habitación; y que pondrán tornos, como en los campos de fútbol, para aforar la cantidad de bulla que hay y echar el cierre cuando hayan completado aforo. Sí, como pone en las invitaciones de muchos actos: "Hasta completar aforo". En este punto, con la experiencia de la Semana Santa, el Cecop puede hacer aquí virguerías. Y seleccionar el turismo. De eso se trata. Esa es la clave. Cuanto más de lujo sean los hoteles, más calidad de turismo habrá, con mayor capacidad de dejar dinero en la ciudad y no como los visitantes que llegan en un crucero, que traen comprada desde el barco hasta la botella de agua mineral para refrescarse contra las calores.

No se nos quita de la memoria el triste y lamentable espectáculo de los hinchas escoceses y alemanes que vinieron a la pasada final de Copa de la UEFA. ¿Le interesan a Sevilla ese tipo de acontecimientos y celebraciones? Tenemos que buscar congresos de alta calidad, reuniones empresariales o profesionales de altura, no importar borrachos con camiseta futbolística. A muchos les da la impresión de que la final de la Copa de la UEFA se celebró aquí porque nadie quiere ya este tipo de importación de gamberros borrachos que apenas dejan nada en la ciudad, más que basuras, incomodidades, degradación, violencia. Sólo les faltó hacer "balconing" desde los puentes de la ría de la Plaza de España. Convirtieron a Sevilla en un Magaluf mallorquín, meca del turismo de borrachera. ¿Y cuánto nos costó el inusual despliegue policial de seguridad? Así que bienvenidos los hoteles de lujo, por muchos que sean, y alejemos al turismo de borrachera, que esto no es Magaluf.

 

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