ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  1 de octubre  de 2022
                               
 

Médicos a precio de saldo

Tras grandes desembolsos de los fondos de inversión y no pocos esfuerzos para ahorrar y exprimir todo lo que puedan de beneficios, las compañías aseguradoras han conseguido poner la sanidad privada a igual o peor nivel que la pública. Mucho se habla de las listas de espera quirúrgicas en los hospitales públicos, pero muy poco de algo más ofensivo todavía: lo que tardan en darte cita para una simple consulta de especialista en la sanidad privada a la que estás apuntado mediante tu tarjeta, por la que pagas un dinero mensual muy curioso, en esta situación absurda en que pagamos doble Sanidad: la Seguridad Social y la tarjeta de la compañía aseguradora. Tan masificada está ya la sanidad privada de las compañías aseguradoras como la pública de los centros de salud. O mucho más. Muchas veces, cuando atienden tu petición de cita, te dicen:

-- Para este mes no tenemos ya sitio, pero aún no hamos abierto la agenda de citas del mes que viene. Así que llame usted dentro de quince días, y ya veremos.

Dan igual las tarjetas, las compañías. Estas malas prácticas se han extendido a todas ellas. Y lo peor es que pagues lo que pagues, ya sea una tarifa plana de chichinabo o una tarifa plena "premium", has de entrar en un engranaje de saturación de tu seguro privado que no tiene nada que envidiar a los peores casos de colapso de los centros públicos de salud. Eso sin contar lo que tienes que esperar una vez que has logrado la cita. Parece que el tiempo de los pacientes vale menos que el de los que conceden esas citas, porque con un poco de suerte, los cuarenta o sesenta minutos de espera no hay quien te los quite para que te vea el médico.

Y si por lo menos estas compañías pagaran a sus médicos unos honorarios decentes, todavía tendría una explicación lo que han de padecer los pagaches de la tarjeta de compañía. Pero los otros grandes perjudicados de la sanidad privada son los médicos que trabajan en ella, a precios de miseria. Lo ha denunciado el Consejo Andaluz de Colegios Médicos, con unas cifras que mueven al escándalo de la injusticia: "Diez euros para un médico de familia en la primera consulta, 15 para un especialista y 44 para un cirujano por extirpar un tumor. Son las tarifas a las que están sujetos los 13.118 médicos andaluces que ejercen parcial o exclusivamente en la sanidad privada y por las que están dispuestos a declarar la «guerra» a las aseguradoras". Hay que tener mucha vocación para ejercer la Medicina en estas condiciones económicas. No sé si lo han pensado, pero por una hora de trabajo, la señora de limpieza que arregla su consulta cobra más que el médico de familia de la aseguradora que ve allí a sus enfermos. A los muchos enfermos que han de ver a lo largo del día para terminar sacando un sueldo medio digno, sabiéndose explotados por las aseguradoras. Antes los médicos pasaban de la pública a la privada porque tenían mejores sueldos y condiciones de trabajo. Ahora el éxodo es al revés: todos quieren salir de la sanidad privada, exprimida por la compañías que esquilman tanto a sus asegurados como a sus abnegados médicos que trabajan para las compañías, a los que envío todos mis ánimos y reconocimientos.

 

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