ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  7 de octubre  de 2022
                               
 

Sánchez con bufanda

Va en serio la necesidad de ahorro de energía, por la cuenta que nos trae a todos. Y hablando de cuentas, sobre todo a la cuenta corriente donde los cargan los recibos de luz y gas. Por si el pequeño comercio tuviera pocos problemas encima, ahora le exigen que ponga en todos sus locales puertas automáticas, que se cierren tras la entrada y salida de los clientes, para que el aire acondicionado no salga fuera del establecimiento, desperdiciándose esa buena temperatura del frío o del calor.

Como un demagógico apoyo a las medidas que se tomaron en el verano para que el aire acondicionado en los lugares públicos no estuviera a menos de 27 grados, Sánchez se quitó la corbata e invitó a hacerlo a todo el hemiciclo. Chocolate del loro. Por no llevar corbata no se pasa menos calor. Ahí tienen a todos los bancarios de Sevilla que en pleno verano, cuando está cayendo la del tigre de calor, siguen con su traje y su corbata como uniforme de trabajo. Lo de Sánchez descorbatado en un hemiciclo de los ujieres con la camisa abrochada hasta el último botón y con su corbata y su chaqueta de galones y uniforme ha sido una de las demagogias mayores que nos ha dejado este verano de estampas demagógicas.

Y digo yo: si en el verano Sánchez invita a quitarse la corbata para ahorrar, ahora cuando vaya llegando el invierno, con la máxima de 19 grados que se puede poner en el aire acondicionado de los lugares públicos, también debe contribuir con el ejemplo de otra demagogia a ponerse por lo menos una bufanda. Con 19 grados en el aire acondicionado dirá usted lo que quiera, pero hace frío. 19 grados en el aire acondicionado es la frontera del biruji. Para poner en esa temperatura con las pretensiones de ahorro, mejor no encender el aire acondicionado y así, de paso, no tienen que poner puertas automáticas los negocios a los que se las obligan bajo multazos de no te menees. Esa temperatura que nos imponen para ahorrar energía me recuerda al frío que han pasados estos dos cursos durante la pandemia nuestros escolares, con las ventanas de las aulas obligatoriamente abiertas, lo que les obligaba a no quitarse ni los chaquetones, ni los gorros ni los guantes.

Igual que hemos tenido un verano tórrido, con una sequía que ahora empezamos a padecer en toda su crudeza, se avecina un invierno de frío tela. Un Matacanónigos general en toda Sevilla. Pero no por las temperaturas bajas, sino por las restricciones impuestas a la calefacción para el ahorro energético. Muchos están ya tomando las medidas para volver a la estufa, al viejo chubesqui, para quemar leña y madera y no tener que recurrir a la energía del gas o de la electricidad. No debemos olvidar el brasero. ¿Tendremos que volver al brasero y a la mesa camilla para ahorrar y que no nos arruine la factura de la luz y del gas? No sería mala solución. Que yo sepa, el cisco picón no depende de Putin ni de su guerra asesina. Todavía. Y lo dicho: para dar ejemplo, estoy deseando ver a ese Sánchez que se quitó la corbata con su abriguito puesto y con su pedazo de bufanda en su escaño del Congreso de los Diputados. Y si nos asegura que por dentro lleva camiseta de felpa, mejor.

 

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