Igual que la primavera no lo es hasta que se huele el primer naranjo en flor, para mí que el otoño no es tal hasta que hay un festival taurino benéfico en la plaza del Arenal. Qué clásico esto de ir a los toros a una hora mucho más temprana que los festejos del abono, con el sol dando en los tendidos manera distinta a la temporada, con la plaza como diciéndonos adiós y el marsellés en el lugar del capote de paseo. Últimamente habían desaparecido los festivales benéficos en Sevilla. Recuérdese que el de la retirada de Curro Romero tuvo que celebrarse en un festival en La Algaba. En Sevilla habían dejado de organizarse festivales de otoño, hasta que menos mal que las cofradías han venido a reverdecer la vieja costumbre. Hoy la plaza del Arenal se abre por última vez en la temporada con el festival que Emilio Muñoz ha organizado para la Hermandad del Gran Poder, cuyos beneficios irán destinados a la veterana Bolsa de Caridad de la cofradía.
Antaño había multitud de festivales, no sólo este del Día del Pilar que nos ha quedado y que en los últimos años han mantenido las cofradías. Había clásicos entre los festivales, como el de la Vejez del Toreo, entidad benéfica me parece que desaparecida, montepío de los hombres de oro y de plata retirados. Y luego estaba, y por todo lo alto, el Festival de Aviación, organizado por el Ejército del Aire con motivo de su Patrona, la Virgen de Loreto, en su fiesta del 10 de diciembre. Como pueden ver, los festivales se alargaban todo el otoño. Este de Aviación era muy curioso. Me parece que empezó en tiempos en que el general Rodríguez de Lecea era jefe de la entonces llamada Segunda Región Aérea. Lecea, gran aficionado y protector de las artes, tenía enchufados como voluntarios para hacer supuestamente el servicio militar en Tablada a muchos artistas, pintores, escultores, flamencos, cantantes y, por descontado, toreros. Y todos los toreros enchufados por Lecea y escaqueados de servicio gracias al enchufe con el capitán general del Aire actuaban, naturalmente, en el Festival de Aviación, por lo que este festejo tenía siempre grandes cartelazos. En los festivales volvían también a pisar el albero muchas figuras ya retiradas, que retornaban por un día. Gracias a uno de estos festivales yo pude ver por ejemplo a Domingo Ortega, ya retirado.
Bienvenido, pues, el Festival del Gran Poder de esta tarde en El Baratillo. Que salga de dulce este cartel con Urdiales, Manzanares, Daniel Luque, Juan Ortega y Pablo Aguado. Ah, y con algo tan clásico y tan antiguo como un becerrista; ni siquiera novillero sin caballos, becerrista. Marco Pérez, el niño prodigio de Salamanca de quien dice que es un Mozart de la Fiesta y que nos hace recordar, por su edad, a las que fueron cuadrillas de "los niños sevillanos" y en quien el toreo, empezando por Emilio Muñoz y por Espartaco, tiene puestas todas sus complacencias. Que se venda todo el papel, que deje muchos beneficios para la Bolsa de Caridad del Gran Poder y que no se pierda la tradición sevillana de los festivales benéficos del otoño.
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