Lo que daría el presidente del Gobierno porque le pasara como a Felipe o a Joaquín: que no hiciera falta el apellido para conocerlo, sino el solo nombre. Y sin embargo es Sánchez de todas, todas. Hablo de Joaquín "el del Betis". Y eso de que aparte del Betis estuvo en el Valencia, y en el Málaga y hasta en la Floretina. Pero será para siempre "el del Betís". El Sánchez no aparece por ninguna parte, todo se queda en La Moncloa.
A Joaquín le pasa como a los grandes personajes míticos en la popularidad de Sevilla, pierden el apellido y les basta el nombre de pila para conocerlos. Joaquín es de la misma estirpe nominativa de José, Juan, Curro, Pepe Luis, Cayetana. Un hombre-récord. El que más partidos ha jugado en el Betis y en el Campeonato de Liga. El que ha marcado goles en cuatro décadas distintas de dos siglos: en los 90, en el año del milenio y en los 10 y 20 del presente. Que a sus 41 años Joaquín siga en la brecha es algo que sólo tienen los dioses de la mitología popular, vencedores del tiempo. Joaquín, que muchas noches de triunfo, cuando está inspirado, saca un capote y pega unas verónicas de mucho arte, me recuerda el caso de otro vencedor del tiempo, de Curro Romero, que permaneció en activo, alimentando los sueños de la afición, como Joaquín, hasta una edad que pocos alcanzan, la de los mitos.
Joaquín forma parte imprescindible del imaginario histócico bético, junto a los grandes nombres de Rogelio, Esnaola, Luis del Sol, Cardeñosa, Rincón, Gordillo. Una personalidad única. Yo no sé si su gracia, su espontaneidad, su arrebatador sentido del humor, le vienen de su Puerto de Santa María natal o los ganó en Sevilla. ¿O es una mezcla de lo mejor de la gracia a Andalucía la Baja? Quizá sea esto. Tiene Joaquín talante de futbolista antiguo, de los de partido en Utrera y caja de zapatos con la tortilla de patatas. En lo que llaman "el vestuario" es el animador que todo lo consigue con dos frases de ingenio a tiempo en los descansos de los partidos que se han puesto demasiado cuesta arriba. ¿Por qué? Porque se la dio el cielo, esa capacidad de deslumbrar, de hacer reír a la gente y elevarles el ánimo, de superar las malas rachas. De triunfar.
Joaquín es el Betis y el Betis es Joaquín. Podemos decir "el Betis de Joaquín" como decimos "Joaquín el del Betis". Salta al campo con espíritu y codicia de debutante, como quien acaba de subir del segundo equipo. Como si cada partido fuera el primero que juega en Primera. Parece un eterno canterano. Escucharlo contar su vida y sus anécdotas es un espectáculo de gracia: de ahí su éxito como presentador de su propio programa de televisión, "El Novato", que bate todas las marcas de audiencia. Porque Joaquín tiene gracia hasta para anunciar hojas de afeitar. De la amargura de la historia de aquel mala sangre que lo mandó a Albacete saca un pasillo de comedia cuando la evoca, sin rencor. Y donde quiera que va, arrasa. Dentro del área enemiga, creando con golpes de genialidad ocasiones de gol para otros compañeros. O en la televisión, como presentador, y quién sabe si no está ahí su futuro. No me extrañan estos éxitos. Así han echado de La 5 a Paolo Vasili, ¿no lo van a echar? ¡Cuidado que no ocurrírsele darle un programa en hora punta al genial Joaquín el del Betis!
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