ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  28 de octubre  de 2022
                               
 

Borbolla, qué buen alcalde

Tiene la gentileza don José Rodríguez de la Borbolla Camoyán de enviarme su libro recién publicado por la Universidad de Sevilla, por el que lo felicito. Y la generosidad de dedicármelo. Me llama en broma "borbollólogo insigne". Trataré de no defraudar tan honroso título. Conozco políticamente a Borbolla desde antes de su militancia en el PSOE, cuando con Lazo, Macarro y muy pocos más formaba el reducido grupo del clandestino Partido Socialista del Interior de Tierno Galván, luego Partido Socialista Popular (PSP), integrado finalmente en el PSOE. Pero aun siendo ya militantes del PSOE, cuando la gran barrida de González, conservaron los antiguos militantes del PSP una personalidad distinta a los felipistas. Otro talante. ¿Más abierto? Quizá. Los hombres de Tierno Galván, al menos los que conocí en su Club Ceres de la calle Santas Patronas, tenían otro aire. Tal era el talante de Borbolla. A quien conocía desde Portaceli, y me honró siempre con su amistad y su aprecio. A Don José lo llamaban con un sobrenombre que nunca escuché se lo dijera nadie que lo conociera, tratara y apreciara: Pepote. Su llegada a la Presidencia de la Junta en febrero de 1984, tras la nunca explicada dimisión de Escuredo, de quien era vicepresidente, fue algo que pocos esperaban. Pero significó un cambio importante en la consolidación de la autonomía, con tanto trabajo conseguida. Lo evoca en su libro: "Cuando, tras la dimisión de Rafael Escuredo, accedí a la presidencia en 1984, pensé que tendría que adoptar un estilo propio de liderazgo, tanto en la Junta como en la sociedad andaluza. Yo no llegaba a la presidencia tras haber ganado avasalladoramente unas elecciones, ni tenía un perfil carismático, ni había desarrollado un periplo marcado por la brillantez personal ni por el pronunciamiento de frases redondas, ni por haberme envuelto en la bandera andaluza como si de una segunda piel se tratara. En los medios de comunicación y en el propio PSOE algunos habían difundido una imagen de mí como «hombre de aparato», dedicado especialmente a las cuestiones internas y a la búsqueda y gestión del poder. Tendría que encontrar mi propia manera de conquistar credibilidad y de generar confianza."

Borbolla llegó a la Junta en plena España del cambio, en los cruciales años previos a la Expo del 92, ciudad en la que tenía puestas todas sus complacencias: nazareno del Calvario, bético confeso, juradista de Rocío Jurado; hasta presidió el Corpus un año e hizo con la Mitra el trueque de San Telmo como Presidencia. Sin complejos de Sevilla. Porque, simultáneamente, sin alharacas, estaba poniendo en pie la Andalucía de las nuevas estructuras, una nueva vertebración económica y política de la región. Fue un gran presidente, reelegido en 1986, hasta su sustitución por Chaves en 1990. ¿Y saben lo que no se ha dicho? Que con Borbolla perdió Sevilla un gran alcalde, al que no se le cayeron los anillos por ser concejal, portavoz de la oposición socialista en el Ayuntamiento PP-PA, y que luego perdió las primarias que llevaron a Monteseirín a la alcaldía. Podría haber sido un gran alcalde, como su antepasado Don Pedro. Los sevillanos nos lo perdimos. Si leen su libro, que les recomiendo, sabrán por que lo digo.

 

Correo Correo Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico

         

 

 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio